Pablo Nuevo - Tribuna Abierta

¿Socialistas en Hacienda?

En la referida campaña hay algo que llama la atención por su ausencia. De entrada, parece indicar que basta con que paguemos impuestos para que sea posible la felicidad que nos proporciona el Estado

Pablo Nuevo
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Cuando se analiza lo ocurrido en Hacienda en estos últimos tiempos, parecería que los socialistas han vuelto al Gobierno (si es que alguna vez se fueron): una fiscalidad confiscatoria que penaliza el ahorro y castiga a familias y asalariados, nueva redacción de la Ley general tributaria que acaba con los derechos y garantías del contribuyente incorporados a nuestro ordenamiento tributario en la legislatura reformista de 1996, filtración de datos fiscales de dirigentes del PP como Aguirre o Aznar...

A todo eso se suma la campaña institucional de la Agencia Tributaria para este año, titulada «contribuimos para recibir». En ella se ve una cadena de personas felices: un jubilado que se va a ver a sus amigos, una madre joven que lleva niños al colegio, etc.

Y la voz en off que señala que gracias al esfuerzo fiscal que hacen todos eso es posible: las pensiones, la educación, la sanidad, todo está en función de los impuestos pagados, de modo que sin la aportación de alguno de ellos se rompe la cadena que permite el funcionamiento ordenado de la sociedad y la misma felicidad colectiva.

Es cierto que el anuncio hace patentes dos verdades, muchas veces olvidadas en nuestro debate público: la vida en sociedad no sólo consiste en reclamar derechos, sino que exige la previa asunción de deberes; y la sociedad no es únicamente un entramado de individuos aislados (limitándose la política a garantizar la mera coexistencia), pues en rigor consiste en una trama de relaciones -y generaciones- unidas por la memoria colectiva, pudiendo descubrirse relaciones de justicia que determinan lo debido a cada uno.

Pero en la referida campaña hay algo que llama la atención por su ausencia. De entrada, parece indicar que basta con que paguemos impuestos para que sea posible la felicidad que nos proporciona el Estado, olvidando que todo buen reparto presupone algo que repartir; más grave aún: según la Agencia Tributaria no hay bienes públicos que sean proporcionados por la iniciativa social, como si no existiera el llamado Tercer Sector (entidades sin ánimo de lucro que proporcionan servicios educativos, médicos, asistenciales, etc.).

Se dirá que es difícil sintetizar en un anuncio de televisión, necesariamente breve, las razones para contribuir al fisco. Pero aparte de que es revelador la renuncia a mostrar las tareas que sí son necesariamente estatales (¿no existe el Estado para asegurar la defensa, la admnistración de justicia, el orden público...?), aunque parezca paradójico campañas como la comentada pueden tener más bien el efecto contrario al deseado: y es que si el Estado se ocupa de todas nuestras necesidades, ¿para qué debo esforzarme en mejorar mi situación?, o peor aún ¿por qué debo preocuparme por las necesidades de mis conciudadanos?

Aunque el socialismo light de Hacienda no se haya enterado, el Estado providencia acaba con los recursos a repartir y genera ciudadanos pasivos e irresponsables, que esperan un poder que les haga felices. ¿Se extrañará después Montoro de que la gente vote a Podemos?

PABLO NUEVO ES ABOGADO Y PROFESOR DE DERECHO CONSTITUCIONAL

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