Sergio Pérez-Diáñez - Tribuna abierta

Miguel Bosé contra el Foro de Davos

«Lógicamente, Bosé se reconoce como negacionista del coronavirus, pero no como conspiracionista»

Miguel Bosé, en una imagen de archivo EFE

Sergio Pérez-Diáñez

A Miguel, un artista de reconocimiento internacional que ha sufrido varias pérdidas familiares y está entregado al cuidado de sus dos hijos, lo entrevistó la semana pasada. Quienes esperaban ver a una suerte de monstruo anti-vacunas vieron a un personaje con tintes ‘sorrentinianos’ que narraba un pasado plagado de excesos con motivo del alcohol, las drogas y el sexo desenfrenado. Miguel vive a pesar de todo, muestra un rejuvenecido aspecto pese a su edad de 65 años y el paso del tiempo apenas ha dejado huella en una voz rota por el divorcio. Algo a lo que un famoso de la farándula debería estar más que preparado.

A Bosé nos lo presentaron ayer, después de una semana de tráilers cinematográficos que nos hacían pensar que extraer lecciones melancólicas sobre la vida y el régimen franquista y sus mascotas se la traía al pairo; al equipo del programa, que no a los espectadores.

Al final, Évole logró invocar esa segunda mitad del personaje, que con los ojos desencajados y dando golpes sobre la mesa alertaba sobre el “cartel multimillonario de psicópatas llamado Foro de Davos”. Una expresión lapidaria en tanto que constituye la quintaesencia de las últimas teorías de la conspiración alentadas por la alt-right desde los rincones más oscuros de internet hasta catapultarlas a la primera línea de los medios de comunicación.

Multimillonarios. Psicópatas. Davos.

La élite que muestra un absoluto desprecio por la vida de las clases populares imponiendo una agenda oculta aprovechando la globalización.

Lógicamente, Bosé se reconoce como negacionista del coronavirus, pero no como conspiracionista. Algo que suele suceder entre quienes sostienen la existencia de este tipo de teorías. Como explico junto a Xavier Peytibi en ‘Cómo comunica la alt-right: de la rana Pepe al virus chino’, quienes se ven catalogados como teóricos de la conspiración se reivindican como defensores de la verdad; e incluso consideran que dicha etiqueta se corresponde con quien cuestiona los dogmas gubernamentales o las noticias de los medios de comunicación.

En tiempos de crisis y ansiedad colectiva, es lógico y hasta natural que haya quienes se entreguen a este tipo de teorías para obtener certezas sobre un mundo que les genera temor y cambia a pasos agigantados. Y la mejor forma de dominar la situación es asumir una narrativa populista de héroes y villanos, donde los héroes son los tipos comunes de a pie y los villanos son los multimillonarios psicópatas que acuden al Foro de Davos.

Tal vez allí, en la celebración de algún tipo de rito satánico y ataviado con una túnica con capucha se encuentre Bill Gates, por el mero hecho de que en un evento TED de 2015, el ex CEO de Microsoft aseguró que entre los grandes desafíos de la humanidad se encontraba un virus que mataría a millones de personas.

¿Cuál es el atajo mental para miembros del grupo conspiranoico QAnon y seguidores de la extrema derecha de internet? Elevar este vídeo a la categoría de prueba irrefutable y origen de todos los males para, después, construir una trama sobre los cimientos de la desconfianza hacia la globalización y los secretos gubernamentales.

Évole intentó contraponer las declaraciones conspiranoicas de Bosé con los argumentos de un científico, pero el artista rechazó entrar en debates así como toda comparación con el discurso negacionista de Trump y Bolsonaro. Su intención pasaba por reivindicarse como auténtico antiestablishment que reniega tanto de los populistas de derechas del mundo como de un PSOE para el que hizo campaña durante décadas.

Dicen que esta entrevista es la mejor vacuna contra las teorías de la conspiración. Yo no lo tengo tan claro, porque por momentos Bosé escapó de la caricatura e hizo un esfuerzo por conectar con el dolor de los espectadores que tanto han sufrido esta pandemia. No obstante, qué duda cabe que en democracia la mejor manera de combatir un discurso, por muy incendiario que sea, es con información y argumentos racionales; no censurándolo para vivir en un arcadia feliz que ignore su existencia.

Sergio Pérez-Diáñez es asesor de comunicación política en el Parlament de Cataluña y CEO de Grial Consulting.

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