Miquel Porta Perales - El oasis catalán

El gato

«Se las prometían felices. Pero, el gato encerrado sale de inmediato de la jaula»

Parecía una maniobra de distracción en ambas direcciones para obtener un beneficio mutuo sin romper ni un plato. El Gobierno y el Govern se ponen de acuerdo y nombran un relator, o notario, o facilitador, o mediador. ¿Para qué? Tranquilos. Se trata de que el Gobierno haga ver que está por la labor del diálogo y por eso accede a una de las peticiones independentistas. Así, el Gobierno muestra su cara más democrática sin ninguna concesión -el diálogo no es ningún delito-al secesionismo.

Y, de propina, convierte en factible la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) con el apoyo de los parlamentarios independentistas del Congreso y el Senado. Por su parte, el Govern muestra un triunfo: el Estado acepta la figura del mediador -el independentismo usa ese término por las resonancias que contiene- para «encontrar una salida política al conflicto». Así se abre -piensan- una puerta a la esperanza independentista y se puede justificar el «sí» a los PGE. ¿Por convicción? No. El independentismo aprobaría los PGE por temor a un tripartito de derechas. Aunque, también es cierto que el independentismo del «cuanto peor, mejor» no acepta semejante concesión al Gobierno. En cualquier caso, la propuesta del relator o mediador estaría pensada como una maniobra de suma cero que posibilitaría que unos y otros se cuelguen la medalla.

Se las prometían felices. Pero, el gato encerrado sale de inmediato de la jaula. ¿Hace falta que una reunión de partidos -o bilateral entre Gobierno y Govern- cuente con un relator o mediador? ¿Para qué? ¿Qué medalla puede colgarse el PSOE pactando con un secesionismo guerrero de marcado perfil anticonstitucional y sobrado acento desleal? ¿Habrá algo más? Y en eso que la consejera de presidencia del Govern, ante la puntualización de la vicepresidenta del Gobierno, advierte que “el relator es para la mesa de partidos de España y para tratar la autodeterminación”. Y «no hay diálogo sin esto». Cuidado con las maniobras. Cuidado con el gato encerrado.

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