El sol, un enemigo invisible necesario

Miles de personas desconocen los riesgos del sol en nuestra piel, al que es necesario exponerse con precaución

Una mujer toma el sol en el Rincón de la Victoria (Málaga) Jorge Zapata

Marta Jorge Vispo

No es habitual conocer a personas con el optimismo y la energía de Marta Fuentes. Hablar con ella es una lección de vida. A sus 57 años, Marta es toda una superviviente que lleva luchando contra el melanoma desde hace 23. Hoy preside la asociación de pacientesMelanoma España, desde la que colabora en la prevención de la enfermedad. Se sientemuy agradecida con un Sistema Nacional de Salud al que afirma «deberle todo» tras el arduo camino que ha tenido que recorrer en su particular lucha. Es rubia y tiene los ojosazules, un dato relevante para los enfermos con melanoma, que tiene especial predilección —si bien no es exclusivo— por personas de piel clara como ella.

Daño solar en la piel

La Dra. Paloma Borregón es dermatóloga y conoce bien los daños potenciales del sol. Entre sus efectos menos peligrosos destaca las reacciones alérgicas, las fototóxicas —producidas por el sol tras habernos aplicado ciertos productos como ciertas colonias o haber tomado algunos fármacos— y el envejecimiento cutáneo, que incluye desde manchas hasta las arrugas producidas por el deterioro de las fibras de colágeno de la piel. El efecto potencial más peligroso del sol es el cáncer , que en la piel puede manifestarse en forma de carcinoma basocelular, carcinoma epidermoide o como el temido melanoma.

El carcinoma basocelular es el más frecuente y menos peligroso porque no produce metástasis. El melanoma es el más agresivo y más metastatizante, mientras que el carcinoma epidermoide se encuentra a caballo entre los otros dos, ya que —aunque puede producir metástasis— es globalmente menos agresivo que el melanoma. Un estudio sobre la incidencia de cáncer de piel y mortalidad en España publicado en la revista Actas Dermosifiliográficas en 2016 indica que el melanoma es el que ocasiona una mayor mortalidad dada su prevalencia y pronóstico, con una incidencia global de 8,82 de cada 100.000 personas y año.

Cada vez más melanomas se diagnostican en personas jóvenes. De hecho, entender el curso natural del melanoma obliga a viajar a la infancia. Es en esa etapa de la vida cuando las posibles quemaduras solares tienen mayor impacto futuro, ya que la piel de los niños es más fina, más inmadura y sensible a la radiación solar. La doctora Borregón explica que el riesgo de cáncer de piel se reduce con una adecuada fotoprotección solar —especialmente durante el primer año de vida— utilizando productos específicos, e insiste en que «el sol que nos dé hoy importará mañana». La doctora Ana Molina —dermatóloga y colaboradora habitual en Las mañanas de RNE en la sección Cuestión de piel— asegura que «el mejor regalo que podemos hacerle a nuestros hijos es una buena fotoprotección», puesto que lo más relacionado con el desarrollo de cáncer de piel en la edad adulta son las quemaduras sufridas los primeros 20 años de vida.

Importancia de la fotoprotección

Corrían los años 20 cuando Coco Chanel volvió de sus vacaciones de verano con la cara bronceada. Desde entonces, seguimos considerando la piel morena un estereotipo de belleza difícil de desmitificar. La doctora Molina matiza que a una persona de pelo rubio no le corresponde una piel morena. Marta Fuentes recuerda cómo durante su adolescencia se imponía el prototipo de que una chica se consideraba más guapa cuanto más morena estuviera. Ella jamás se bronceaba. Tras exponerse al sol, solo lograba quemarse y a ello contribuían métodos propios la época como la crema de zanahoria, que tal como cuenta «te freía literalmente la piel». Ella tiene la piel clara, pero ni siquiera las personas con pieles más oscuras desde el nacimiento están exentas de riesgo. La doctora Molina explica que esas personas poseen mayor cantidad del pigmento presente en las células de la piel (la melanina ), por lo que «están más protegidas frente al daño solar y el envejecimiento de la piel se retrasa”. No obstante, «también pueden quemarse o tener cáncer de piel” y lescuesta más sintetizar vitamina D que a personas con pieles claras.

La doctora Borregón aclara que el melanoma es un cáncer relacionado con la exposición solar en todos los casos salvo contadas excepciones con predisposición genética o el llamado melanoma acral, que aparece en lugares donde habitualmente no nos da el sol. El cáncer de piel puede prevenirse gracias a la amplia gama de fotoprotectores solares disponible hoy en el mercado. Se recomienda aplicarlos a bebés a partir de los seis meses de vida, momento en el que podríamos empezar a exponerlos al sol si los protegemos bien. Los productos a la venta protegen contra la radiación ultravioleta B (UVB), aunque algunos también contra la radiación ultravioleta A (UVA), infrarrojos (IR) y luz visible (LV). En el envase del producto siempre se incluye un número seguido de las letras SPF, que como explica la doctora Borregón indican la protección contra la radiación UVB. En general, existen en el mercado fotoprotectores SPF 20 (protección media), SPF 30 (protección alta) y SPF ≥50 (protección muy alta). En España, es recomendable el uso de fotoprotección muy alta todo el año, sobre todo en niños y personas de pieles claras. Las personas de pieles más oscuras podrían usar fotoprotectores SPF 30 durante el otoño, porque en nuestro país la radiación es menos dañina durante esa estación.

Para la doctora Molina, el fotoprotector ideal debe protegernos frente a UVB, UVA, IR y LV. Los UVA no nos queman y no apreciamos sus daños, pero se absorben y deterioran las capas más profundas de la piel. Los IR aportan calor a la vez que dañan la piel. La LV —muy de moda hoy por emanar de la luz azul artificial de las pantallas o de luces LED— puede producir manchas y envejecimiento cutáneo especialmente en algunas pieles. Con todo, si es posible debemos adquirir fotoprotectores de amplio espectro preferiblemente de farmacia. Asimismo, hay que aplicarlos todo el año —incluidos los días nublados— cada dos horas aproximadamente para mantener su efecto protector.

Vitamina D y sol

Marta Fuentes pasó por distintas etapas en su lucha por la enfermedad, incluidos varios nódulos metastásicos y algún tratamiento ineficaz. Desde hace cinco años recibe una medicación cada 21 días que le mantiene libre de enfermedad. A pesar de ser paciente, asegura que «tampoco podemos pasar de tostarnos al sol a convertirnos en vampiros cuando el sol es algo necesario». Por eso su rutina en torno al sol es hoy muy concreta. Se aplica protección solar muy alta los 365 días del año y siempre usa manga larga, además de sombrero y gafas de sol en verano. Evita el sol las horas principales del día (de 11.30h a 17h) y prefiere ponerse a la sombra. Consciente de que el sol es necesario para producir vitamina D, aprovecha para ir a la playa a las 8.00 am o a partir de las 20h.

Los UVB los son los encargados de que fabriquemos vitamina D . Esos rayos son filtrados casi en su totalidad por la mayoría de cristales comunes, por eso, «aunque entre la luz a través de un cristal, la poca luz ultravioleta B que logra atravesarlo es insuficiente para sintetizar la vitamina», explica la doctora Molina. Añade que como es más fácil fabricarla sin usar cremas protectoras, «los pacientes de piel oscura parecen llevar el fotoprotector puesto». No obstante, insiste en que «no hay justificación para lanzarnos a tomar el sol sin protección», y más cuando «solo necesitamos en torno a 15 minutos en invierno y 5 minutos en verano para fabricar vitamina D». «Nos solemos aplicar mal el protector y vivimos en un país de clima soleado, así que dando un paseo corto fuera de las horas centrales del día fabricaremos vitamina suficiente», concluye.

La ausencia de sol es incompatible con la vida, así que estamos obligados a llevarnos bien. No usar fotoprotector a diario puede pasar una factura demasiado elevada. Sociedades científicas, dermatólogos y asociaciones de pacientes de cáncer de piel como la que preside hoy Marta Fuentes se esfuerzan por conseguir que aplicar el protector solar pase a ser un hábito tan común como lavarse los dientes. Usar fotoprotección todo el año y consultar al dermatólogo ante cualquier lesión cutánea sospechosa es crucial. Disfrutemos del sol con responsabilidad, aceptando que debemos proteger la piel que nos ha tocado al nacer sin renunciar a los beneficios de un astro que nuestro organismo necesita para vivir.

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