El turismo, tabla de salvación para el entorno de Garoña

MAR GONZÁLEZ

03/08/2017
Actualizado a las 01:50h.

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La central nuclear de Santa María de Garoña se ubica en la comarca de las Merindades de Burgos , un entorno natural privilegiado y con pueblos singulares que encierran un gran potencial turístico. Ponerlo en valor es una de las reivindicaciones de los municipios que miran hacia el futuro buscando alternativas a los puestos de trabajos y las inversiones que la planta ha generado hasta ahora.

Han vivido 40 años con una central nuclear que ha llegado a generar más de un millar de puestos de trabajo, entre directos e indirectos. Cifra que se ha reducido notablemente desde su parada en 2012, lo que se ha dejado notar también en los censos de los pueblos del entorno. Como otras zonas rurales, fijar población se ha convertido en uno de sus retos y más ahora que el cierre es definitivo.

Todos los grupos políticos y administraciones coinciden en pedir para la zona planes de desarrollo, pero en los municipios saben mucho de promesas de este tipo (el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero ya lo hizo en 2013 cuando intentó su cierre) y ahora quieren dirigir su propio futuro y presentar su propio plan de desarrollo.

A través de la Asociación de Municipios Afectados por Centrales Nucleares (AMAC) los 14 pueblos ubicados en un radio de 10 kilómetros de Garoña ya trabajan en ello y, a falta de concretar las líneas de actuación, el turismo aparece siempre en primer lugar. Así lo destaca Raquel González, alcaldesa del Valle de Tobalina, donde ya se está trabajando en este campo con la construcción, entre otras cosas, de un embarcadero que tendrá fines turísticos.

También lo pone en valor Arturo Pérez, alcalde de Oña, quien recuerda la existencia en la localidad del antiguo Monasterio de San Salvador junto al que existen unas instalaciones vacías en las que se ubicó en tiempos un centro psiquiátrico y donde el que el Plan Garoña de Zapatero diseñaba un Parador de Turismo. «Luego la Junta de Castilla y León también habló de una Posada Real, pero también quedó en nada», señala Pérez, quien espera que «de un modo u otro» pueda convertirse ese espacio en un elemento dinamizador del turismo de la zona.

Una materia por la que apuestan con fuerza desde el Ayuntamiento a través de distintas líneas. Ayer mismo, Oña se convertía en punto de salida de la segunda etapa de la vuelta ciclista a Burgos y los vecinos se preparan para representar la próxima semana el Cronicón de Oña que celebrará su XXX aniversario. Además, Oña ha sumado su promoción turística a la de otro municipio del entorno de Garoña como es Frías y, junto a Poza de la Sal, han creado la Ruta Raíces de Castilla .

Aunque todos tienen claro que el turismo es un elemento fundamental para dinamizar la zona, también coinciden en que no puede ser el único y buscan alternativas económicas. El presidente de la Diputación de Burgos, César Rico, se suma a las reivindicaciones de un plan de desarrollo de la zona y reconoce la dificultad de encontrar empresas que se ubiquen en la zona y compensen los 400 puestos de trabajo que existen en la actualidad en Garoña.

En este sentido, el alcalde de Oña, Arturo Pérez, tiene claro que los municipios del entorno «no quieren grandes polígonos industriales» que no se sabe si se llenarán. En su lugar, apuestan por «naves nidos o viveros de empresas» que sirvan para apoyar a los pequeños emprendedores rurales, que son los que en este momento están generando puestos de trabajo en los pueblos y asentando población.

En todo caso, los municipios del entorno demandan inversiones públicas y apoyo al desarrollo de la zona, pero con proyectos concretos que se diseñen desde el entorno o, como mínimo, teniendo en cuenta sus necesidades. De este modo, esperan diseñar un futuro diferente a la central nuclear que sea más real que planes como el Plan Garoña o los de reindustrialización cuyo efecto ha sido, como mínimo, limitado.

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