Elecciones 26-M

Rajoy, en León: de los cromos a los besos

El ex presidente del Gobierno se pasó ayer por la capital leonesa al ritmo de las numerosas peticiones de fotos y abrazos con «el presidente»

Una niña abraza a Rajoy en León

I. JIMENO

«Aquí, en esta plaza, cambiaba yo cromos cuando era un chaval». Es el recuerdo prácticamente instantáneo que se le viene a Mariano Rajoy a la cabeza nada más pisar el ágora de Botines, en el centro de León. Fue la ciudad en la que vivió diez años durante su infancia, que «me marcaron» y no olvida. Con ese recuerdo en la memoria y también con la idea clara que de aunque ha «abandonado» la primera línea de la política, tras cuarenta años en activo desde que empezó pegando carteles hasta que llegó a lo más alto, «no significa que no me importe lo que pasa en mi país, en España» y «lo que pasa en mi partido, el PP», Rajoy entró ayer de nuevo campaña en una tierra especial para él.

Y el que tuvo, retuvo. A tenor de lo que se vivió en León. Primero, en su llegada a la plaza de las Cortes Leonesas, en las que se celebró el acto público. Después, durante el mitin, pues Mariano Rajoy no sólo fue el que mayor interés despertó, sino también el que más aplausos se llevó y el que incluso hizo que algunos que pasaban por allí, se quedasen a escuchar. Y luego, ya el sumun, en el paseo posterior por el centro de la ciudad.

Besos, abrazos, saludos, fotos y más fotos, autógrafos, dedicatorias... De todo se llevó en un caminar forzosamente lento para atender con los requerimientos a un lado y a otro de los fans, que hacían incluso turno para inmortalizar el momento con «Mariano», «Rajoy» o «el presidente». «¡Veinte años más de Mariano Rajoy habíamos necesitado!», le gritó alguno, mientras otro le daba un disgusto por la nueva derrota del Real Madrid.

Al son de la música

Mayores y pequeños, muchos querían inmortalizar el encuentro con el exjefe del Ejecutivo de la Nación, «más alto en persona», decían, y que no perdió la sonrisa durante todo el trayecto. Hasta un niño, que se abrazó con gran entusiasmo al gallego para hacerse una foto. Pasó por la Feria del Libro, echó un ojo a algún ejemplar y hasta ironizó con la que «lié» hace unos años con la cuna del Parlamentarismo que reside en León y él no atribuyó. Y no se atrevió con un baile tradicional que a esa hora sonaba, casi por casualidad, aunque el grupo en el escenario se acercó a él tocando unas notas. Unas frases sí entonó, aunque muy bajito, el alcalde y candidato del PP a la reelección, Antonio Silván, anfitrión en una jornada en la que hasta el sol acompañó.

Y entre las muchas fotos, una con su primo, Agustín Rajoy, concejal en León. Cualquiera valía de fotógrafo. Desde el candidato a la Presidencia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, consciente de que ayer sólo había ojos para Rajoy; hasta el cabeza de lista a las Cortes por León, Juan Carlos Suárez Quiñones. Todos prestos y dispuestos a atender los ciudadanos y hasta a demostrar sus dotes en idiomas ante los peregrinos extranjeros que preguntaban quién era el foco de los flashes.

En segunda fila y muy relajado, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que ya ve los toros desde la barrera. También en segundo plano Mañueco, quien cedió todo el protagonismo a Rajoy. «El joven es Mañueco, el que ganó a Silván para ser presidente», recordaba uno sobre las primarias en las que el salmantino se impuso a su paisano para coger las riendas del PP.

Con los autónomos, con quien charló y atendió sus demandas durante un buen rato, y con la Asociación Leonesa de Enfermedades Raras también departió unos minutos quien para muchos sigue siendo su «presidente».

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