Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Los niños perdidos

«Con lo fácil que debería de ser hacer campaña para que los jóvenes nos pusiéramos a ello. Pero hace falta un sueldo y dos dedos de frente»

Guillermo Garabito
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Escribió Ruano aquello de «señora: ¿se le ha perdido a usted un niño? Y le dieron el Cavia en el 32. En esta región no es que alguien se dejara un zagal olvidado en el supermercado o a la puerta de un colegio -sin merienda y sin aviso-, es que directamente nos estamos dejando a todos los críos pendientes de engendrar.

Con lo fácil que debería de ser hacer campaña para que los jóvenes nos pusiéramos a ello. Pero hace falta un sueldo y dos dedos de frente. Y mientras tanto, los que no tienen trabajo se marchan y tienen niños que balbucean en otros idiomas y que de Castilla y León saben que es la «tierra prometida». De la que los padres hablan, porque el corazón siempre tira al terruño, pero no vuelven porque ya no hay trabajos, ni posibilidades, ni posibles.

«Trasterrados», que dice mi amigo Jorge cada vez que se le van amigos a buscar el pan y engendrar muchachos a otro lado.

Y entre los que se van y los que no nacen los parques van cambiando los columpios por instrumentos de esos que parecen de «tortura» y que usan los ancianos cuando no hay bancos libres y juegan a que hacen ejercicio.

Los datos muestran que el pasado año se registró en Castilla y León la peor cifra de nacimiento desde que empezó el siglo. Que tampoco llevamos tanto, pero es mejor tomárselo en serio. Y yo escribo sobre todos los niños que se nos han perdido en Castilla y León en 2015. Señores, ¿dónde nos los hemos dejado?

Dudo que sea complicado hacer llegar el mensaje a los jóvenes de que se pongan a hacer churumbeles, pero hacen falta trabajos. A este paso sólo vamos a dar nómina a esos expertos que se dedican a salvar especies en peligro de extinción, para que hagan lo propio con la nuestra.

Una vez se casó un amigo… Y conozco a otro que tuvo un hijo.

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