Marcos y Antonio Grande salen a hombros en el estreno la Feria de Valladolid

Los novilleros cortan dos orejas cada uno en el primer festejo de la Feria de Nuestra Señora de San Lorenzo en Valladolid, mientras que Fernando Plaza se va de vacío

F. HERAS

EFE

Los novilleros Marcos y Antonio Grande han cortado dos orejas cada uno en el primer festejo de la Feria de Nuestra Señora de San Lorenzo en Valladolid, mientras que Fernando Plaza se fue de vacío.

Marcos mostró una excesiva facilidad y buen oficio, muletero seguro, con el jabonero que abría feria; un bombón de dulce embestida. Corrió bien la mano diestra, y hubo temple y ligazón frente a la pastueña y enclasada bravura de «Cazallo». Sin embargo, todo resultó muy frío ya que al conjunto le faltó fibra.

Con el cuarto, al que recibió con una larga cambiada y un farol en los tableros, firmó Marcos un inicio de faena muy torero: bien estructurada en los tiempos y distancias, con un novillo que tuvo movilidad y repetición en la embestida, «Lanzador» de humillación y fondo.

Mano baja y trazo largo, aunque la figura resultara excesivamente retorcida. Epílogo entre los pitones con circulares invertidos y muletazos de ida y vuelta. No dejó escapar el triunfo Antonio Grande y se fue acoplando de mitad de faena para adelante con el segundo, de rebrincada embestida por la justeza de fuerza.

F. HERAS

En el tramo final firmó los mejores pasajes al natural, dejando destellos de su buen concepto. El gran espadazo le valió una oreja.

Cuajo el del astifino quinto, lidiado con eficacia, hizo un esfuerzo el salmantino Grande frente a un novillo con genio y de embestida descompuesta. Tiró el novillero de raza en un trasteo de querer, en el que primó la voluntad sobre el lucimiento y así, no se dejó nada en el tintero, pues resultó capaz.

Fernando Plaza dejó a las claras que no venía a pasar la tarde con un mayestático inicio de faena en el tercero, tras brillar con los palos Sergio Aguilar, con varias coladas.

Asentada la planta de Plaza, sus piernas atornilladas en la arena, aguantó la pesada embestida del novillo, que se lo pensaba a la hora de tomar la muleta que ofrecía el madrileño.

Toques sutiles y toreo de muñeca, muy por encima de su oponente. Lo emborronó todo con la espada.

Largo de viga el castaño sexto, que empujó con fijeza en el peto, reponía en la embestida y soltaba la cara en el último tercio.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación