Lamelas, el último empresario minero: «Debo resistir. Nací en Torre del Bierzo»

Ve «precipitación» en el final del carbón «porque no hay ventajas» y así no se «arregla medio mundo»

Negocia con el Gobierno mantener abierta La Escondida y si no es posible piensa abrir otra explotación

Mina La Escondida, en Caboalles de Arriba (León) ICAL

DIEGO L. GONZÁLEZ

No es ninguna cabezonería. Es por compromiso. Estoy obligado a ello. Nací en Torre del Bierzo y nací en una familia minera. No puedo decir más». El discurso se acaba ahí, rozando la emoción y con ojos vidriosos. Son palabras de un veterano, Manuel Lamelas Viloria, quien hoy se ha convertido en el último empresario del sector carbonero en el Bierzo, en León y en Castilla y León.

Este 2 de enero es el primer día laboral del año sin minas de carbón privadas abiertas y activas en España . Únicamente resiste un pozo de la compañía pública Hunosa en Asturias. En el resto de las cuencas, han desaparecido los «hombres de la cara negra». El minero ha pasado a la historia. El proceso de transición energética iniciado por el actual Gobierno, siguiendo las pautas marcadas por la Unión Europea hace una década, ha obligado a prescindir de la única fuente de energía fósil autóctona en nuestro país.

Manuel Lamelas

Aún así, esas intenciones se han encontrado con la férrea resistencia del empresario minero Manuel Lamelas Viloria, quien se resiste a la desaparición del carbón e insistirá en la posibilidad de reabrir la última mina de la que salió carbón hasta el año pasado: «La Escondida», de «Hijos de Baldomero García», en Laciana (León). Para ello, mantiene avanzadas negociaciones con el Ministerio para la Transición Ecológica, que debe determinar si la empresa puede devolver, a plazos, las ayudas que cobró en el pasado, y que suman 8,3 millones de euros. «Igual que las recibimos, las entregamos y oye, con un aval que sea razonable».

«Hay que defender unas reservas de carbón que pueden hacer falta en cualquier momento»

La mina «La Escondida» se encuentra en el subsuelo del paraje conocido como «La Veiga del Palo», en el pueblo de Caboalles de Arriba, municipio de Villablino. Su nombre recuerda al de un pionero de la extracción de antracita en el valle leonés de Laciana, Baldomero García, un burgués que, en los años veinte del siglo pasado, abrió la mina «Paulina», en ese mismo entorno. Era un tiempo de bonanza y prosperidad para la cuenca, donde había hasta dieciséis explotaciones carboneras activas. Uno de sus hijos, José García, abrió «La Escondida» en el año 1957, haciendo frente a problemas como su distancia alejada de la carretera o las dificultades orográficas del lugar. Y desde entonces, el pozo había mantenido su actividad y había sacado carbón de manera ininterrumpida.

Pero, por si acaso, y «si los servicios jurídicos del Ministerio, o Bruselas, o quien sea no están por ello, tengo una segunda opción». Las intenciones de Lamelas Viloria ofrecen la alternativa de abrir la explotación subterránea del Feixolín, de MSP, cuyas reservas compró en la liquidación de «Coto Minero Cantábrico».

Reservas

La disposición es clara, por un compromiso, y por la convicción de que ha habido «precipitación en el cierre, que sigo sin entender. Nadie me dice las mejoras y las ventajas, ni se arregla medio mundo con un cierre tan rápido. Hay que defender unas reservas de carbón que pueden hacer falta en cualquier momento».

A pesar de que Lamelas podría pensar ya en el retiro sigue empeñado en defender un futuro para el sector. De nuevo le preguntamos la razón de su perseverancia y contesta: «En mi larga vida laboral he contado hasta diecisiete accidentes en la mina. Eran amigos, conocidos o familiares. Yo nací en Torre del Bierzo. Ya te contesté».

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