Jorge Francés - Ruido blanco

Igea contra Igea

«Él prefiere ser David lanzando pedradas con honda, Asterix contra los locos romanos...»

Francisco Igea, en una rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno

A Francisco Igea no le sienta bien gobernar. Él es más un hombre de revoluciones y contrarrevoluciones, de resistencia y reconquista. Anda empeñado en que Cs recupere el centro, liderando la oposición al oficialismo de la gestora que prepara las primarias, las que aun no ha aclarado si disputará a Arrimadas. Porque Inés es su candidata y la mejor candidata posible pero dice estar dispuesto a desangrar sus apoyos. Cuando se llega a la política lo primero que aprenden es a retorcer argumentos. Aquello de hacer un Calvo. Un Carmen Calvo. Él quiere un Cs de barones territoriales ahora que les quedan casi tantos como diputados en el Congreso.

Igea no está cómodo de Goliath, siendo gobierno en Castilla y León, ya ha descubierto lo engorroso que es esto de gobernar (como Sánchez) y tener que dar tantas explicaciones.

Él prefiere ser David lanzando pedradas con honda, Asterix contra los locos romanos, William Wallace alentando a los inconformistas batalla tras batalla liberal. Gobernar, ¡qué aburrimiento! Cuando habla el vicepresidente es lánguido, cabizbajo y se le atropellan las palabras. Sin embargo, al afiliado respondón se le entiende. Alto y claro. Afila el mensaje y recupera la contundencia desafiante de las grandes hazañas. Francisco Igea, el «outsider», quiere repetir gesta. Ya derrotó a la Ejecutiva nacional al vencer aquí a Silvia Clemente (en las primarias del pucherazo) abanderando la regeneración que terminó apuntalando por imposición al continuismo del PP. Luego llegó lo ingrato, cambiar las promesas por la realidad institucional. Obstinado en tutelar la Sanidad para evitar su deriva fatal. Pero tras cambiar casi la mitad de los gerentes de hospitales y diseñar un plan piloto resulta que se disparan las listas de espera y aquello podría ser inviable cuando se resuelva el concurso de traslados que menguará aun más las plantillas. Se muerde la lengua para no hacerse oposición. Anhela un combate Igea contra Igea, incluso en Twitter. Quizá enfrentarse a Arrimadas es solo la venganza por obligarle a gobernar. Al menos sabemos cuán infeliz sería si ganara.

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