Ignacio Miranda - Por mi vereda

Libertad de elegir

En la España actual ciertos nombres se extinguen con su generación

Ignacio Miranda

Hay en los nombres de algunos dirigentes de Vox, aunque ahora también bajen sus aguas revueltas entre negociaciones procelosas de pactos, un claro significado en clave nacional-catolicista. Su líder se llama Santiago, como el apóstol pescador del mar de Galilea que emprendió rumbo al oeste para predicar la fe cristiana en Hispania. Su número dos es Javier, en recuerdo del jesuita navarro entregado a la misión de evangelizar por el Extremo Oriente. En Madrid tenemos a Rocío Monasterio, que al ser arquitecta suma a su apelativo mariano de reina de las marismas todo un cenobio de claustros y celdas en el apellido, que evoca también a un general.

Porque en la España actual ciertos nombres se extinguen con su generación. Uno no se percata del fenómeno hasta que te pones a dar clase y ves en la lista Albas, Laras y Hugos. O cuando, en la cola del supermercado, las cajeras son Tanias y Desirées. Aunque el padre responda como Ataúlfo. Pues resulta que en Benavente, la formación política de Abascal también ha tenido algún lío a cuenta del orgullo gay y del colectivo LGTB. Ha salido a la palestra el afiliado Aarón de Paz, presunto coordinador de Juventud en la villa zamorana aunque el partido precisa que tal cargo no existe, para confirmar su marcha por las «trazas homófobas» que ve en Vox. Y volvemos a los apelativos propios, porque el joven pertenece a una quinta en la que el profeta Moisés, a pesar de hacer caer maná en el desierto y guiar a su pueblo hasta la Tierra Prometida, ha sido desbancado en el registro civil por su hermano mayor, Aarón. Modas irresistibles entre los padres, en definitiva.

Lo curioso del caso, al margen de la renuncia, es la acertada reflexión del disidente. Censura tanto la existencia del poderoso y omnímodo lobby gay, por su trasfondo ideológico, como ciertas posturas del partido en las que se cuestiona el amor libre entre dos personas, hasta abogar por la terapia para cambiar de orientación. Efectivamente, hay opiniones que se pasan de frenada. Nada más justo que la libertad de elegir, sin imposiciones, y el respeto.

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