Los casos de ludopatía por juego «online» se triplican desde 2015 en Castilla y León

La edad media de los casos patológicos baja de los 50 a los 36 años y siete de cada diez tienen menos de 30 años

Jóvenes en una casa de apuestas I. PERMUY

M. GAJATE

Con la era de las tecnologías hacer una apuesta, comprar un cartón de bingo o echar una partida de póker se ha puesto al alcance de un clic. Desde cualquier lugar, en cualquier momento, sólo es necesaria una conexión a internet -que hoy en día tiene la mayoría de la población- para acceder. Una facilidad que ha llevado al incremento de individuos con ludopatía. En concreto, el volumen de casos patológicos por juego online se han triplicado desde 2015 y cada vez son más los jóvenes que caen en la redes de esta adicción.

Así lo denunciaron ayer desde la Federación castellano y leonesa de jugadores de azar rehabilitados (Fecyljar), que advirtieron de que el juego online ha ido ganado protagonismo en Castilla y León. Entre los casos que reciben en las distintas asociaciones de la Comunidad, los casos patológicos en general han crecido en esos tres años un 15 por ciento y aquellos que acuden tras perder el control en internet en un 306 por ciento. Si en 2015 representaban un 14 de cada cien personas adictas, el ratio se ha elevado a 38.

Destacan en el juego online las apuestas deportivas, que ya que además de ese fácil alcance, según denunciaron, existe un «continuo bombardeo» de publicidad -tres millones de anuncios emitidos en 2018-, que al igual que las llamadas en las puertas de casas de apuestas que invitan a participar y «enganchan», expuso el presidente de Fecyljar, Ángel Aranzana.

Menores de edad

Paralelamente a ese incremento del juego online ha ido descendiendo la edad media de los casos detectados por esta Federación. Así, si en 2015 el promedio de quienes acudían en busca de ayuda era de entre 45 y 50 años, ahora es de 36 y siete de cada diez personas que asisten a las asociaciones de jugadores rehabilitados tiene menos de 30.

Y entre ellos se cuelan menores de edad. Aquí regresa de nuevo el auge del juego online, ya que la identificación en internet no es presencial y algunos adolescentes tiran de la documentación de sus padres para apostar. Por ello, llamó la atención Aranzana sobre la necesidad de implementar medidas de seguridad que lo eviten, ya que el hecho de que «esté prohibido» no es impedimento. «¿Tampoco beben ni fuman porque está prohibido?», ironizó.

En los jóvenes, la «rehabilitación es más difícil», y más compleja aún cuando se trata de menores de edad. A ellos se les da un trato personalizado en lugar de terapias en grupo y hay que lidiar con factores que no se tendrían en cuenta en adultos. Por ejemplo, no quieren inscribirse en el censo de «autoprohibidos» para que no se les deje entrar en estos establecimientos -entre el registro nacional y el regional hay 1.5000 personas de Castilla y León inscritas para evitar la tentación-. Alegan que su entorno social sigue «quedando allí y no quieren acabar aislados». La «edad, la rebeldía, pensar que los consejos de los amigos son mejores que los de los padres», no ayuda.

Los establecimientos del juego se han incrementado un 55 por ciento en cuatro años

Tampoco lo hace, dicen desde la Federación, «proliferación» de establecimientos registrada en los últimos años. Señalan que en tres ejercicios el incremento es del 55 por ciento, en especial de los salones de juego, que incluyen máquinas, juegos y apuestas. En concreto, en 2016 había 103 bingos, casas de apuestas, casinos y salones de juego, y en este 2019 alcanzarán las 160. Y a todo ello se suman 14.000 tragaperras, una por cada 180 habitantes.

Las apuestas ocupan un gran protagonismo. Y es que más allá de las veinte casas especializadas, dentro de los bingos de Castilla y León hay otras veinte zonas para realizarlas, tres en los casinos y 94 en los salones de juego. Ante este incremento de espacios de juego, la Federación pidió a la Junta una legislación menos «laxa», ya que la actual marca un límite de distancia de 300 metros entre locales, pero siempre que fuera del mismo tipo. Habiendo cuatro modalidades se podrían llenar una gran avenida de locales de juego «uno tras otro», denunció Aranzana, con la única salvedad de los colegios, ante los que hay que guardar distancias, aunque «no siempre se cumplen».

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