El Calderón «viaja en el tiempo» al siglo XVIII para homenajear al «gran maestro» Gustavo Tambascio
Coproduce junto a La Zarzuela la ópera «La Partenone», un montaje de tres horas y media que pone el broche a la temporada del teatro vallisoletano
Cuando se cumple poco más de un año de la repentina muerte del director de escena Gustavo Tambascio, el Calderón de Valladolid suma esfuerzos junto al Teatro de la Zarzuela para volver a llevar a escena, diez años después de su recuperación por parte del dramaturgo hispano-argentino, la ópera «La partenope». El montaje, concecibo como un homenaje al mencionado director de teatro, supone «un viaje mágico en el tiempo» al siglo XVIII, han coincidido en señalar varios de los estrechos colaboradores de Tambascio, que han vuelto a juntarse con motivo de este reestreno.
Con «La Partenope», compuesta por Leonardo Vinci, el teatro vallisoletano vuelve a una representación barroca y lo hace para poner el broche a la temporada, señaló su director artístico, José María Viteri, recordando la «grandísima trayectoria artística» del homenajeado. Durante la rueda de prensa, Carlos Aragón, director musical del montaje, ha explicado que revisó la partitura desde cero «con una ilusión renovada». Ha pasado tiempo desde aquel estreno que supuso la génesis del Centro de las Artes Escénicas y de las Músicas Históricas y señala Aragón que ha querido darle «otro enfoque». No obstante, el equipo ha respetado lo que hubiera sido una representación barroca en el siglo XVIII, «no sólo estéticamente, sino también como se hacía» y a pesar de sus tres horas y media de duración, consideró que la «tensión teatral mantendrá al público despierto».
En ello coincidió la directora de reposición Susana Gómez, quien también trabajó como ayudante con Tambascio, quien valoró la «magnífica escenografía» de la ópera, que a su juicio supone un «auténtico trampantojo del barroco de la época».
Gómez agradeció al Calderón su apuesta y señaló que para el equipo supone «un reto» adaptar ese lenguaje barroco, para el que han contado con la ayuda de la coreógrafa Yolanda Granado. No obstante, consideró, «nos hemos dado cuenta de que tenía que ver más con nuestro mundo contemporáneo de lo que pensábamos en la medida en que expresaba emociones».
«Como Madonna o Lady Gaga»
El director musical ha detallado, además, que esta obra fue una gran desconocida por el grueso del público durante siglos debido a que Händel estrenó solo seis años después un montaje homónimo, «fusilando momentos enteros» de la creación del compositor italiano. Será ésta y no la del alemán la composición que se podrá ver esta semana en el Calderón - a las siete de la tarde de este miércoles, con dos pases más el viernes 10 y el domingo 12-, una obra de la que ha destacado la »riqueza de la partitura original, la imaginación de la historia, la fuerza de la música barroca, la fantasía, la improvisación, los contrastes y la energía» que desprende el montaje: «Hay que pensar que en ese momento del siglo XVIII los castrati que protagonizaban las óperas barrocas eran como Madonna o Lady Gaga hoy día».
«Si algo me parecía difícil era que una ópera que dura tres horas y media con dos intermedios cómicos se viera entera como una coreografía y así ocurre», ha añadido respecto al montaje el diseñador del vestuario Jesús Ruiz, que ha considerado el montaje como «una experiencia única e irrepetible» que logra que no se pierda el interés en su desarrollo. «Es una obra culta, bella, divertida y con grandes contrastes», ha añadido Álex G. Robles, quien también trabajó con Tambascio. El hijo del dramaturgo argentino, Bruno, que se ocupa en esta versión de la regiduría, agradeció la «fidelidad a la idea» de Viteri y aseguró estar «emocionado» ante el estreno de la reposición.
