La sala capitular de la catedral de Toledo se renueva

Seis meses de trabajo devolverán el resplandor a las pinturas de Juan de Borgoña que decoran esta gran habitación del templo primado desde hace 500 años

Interior de la sala capitular, con una representación del Juicio Final al fondo Catedral de Toledo
Manuel Moreno

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Hay que ir preparándose para superar el asombro que supondrá ver la sala capitular de la catedral de Toledo dentro de seis meses. Este es el tiempo que durarán las obras para reparar el artesonado y las pinturas murales al óleo de Juan de Borgoña que adornan esta «pequeña capilla Sixtina», como la han calificado algunos restauradores. Una habitación de cien metros cuadrados donde el cabildo catedralicio se reúne dos veces al año.

Los trabajos, que comenzarán en dos semanas, consistirán grosso modo en hacer un estudio estratigráfico de las pinturas sobre un soporte de yeso y eliminar las distintas reparaciones que ha habido a lo largo de los años. Se retirarán barnices, pinturas al óleo que cubren las originales y también las capas de cola orgánica dadas burdamente en estos murales. Su estado de conservación, no obstante, es muy bueno debido al grosor de un metro de los muros, lo que ha permitido que los cambios de temperatura fuesen lentos.

Jaime Castañón, en primer término, acompañado este jueves de Juan Miguel Ferrer, Carlos Gómez-Múgica y Antonio Sánchez-Barriga Luna Revenga

Los repintes, muchos de ellos demasiados grandes y realizados sobre la propia pintura original, son el mayor temor de los especialistas, que son también optimistas en cuanto al estado de conservación del artesonado: aparentemente, está en muy buenas condiciones. Pero los restauradores no las tienen todas consigo, por lo que están esperando a colocar los andamios y ver la bella techumbre con más detenimiento. En ellas realizarán catas estratigráficas para llegar también a la pintura original, eliminando los barnices y otras capas en la superficie. Y se realizará un estudio de física con cámara de infrarrojos para ver si el pintor hizo dibujos preparatorios.

Quedarán para otra ocasión los cuadros de los arzobispos que están debajo de las pinturas de Borgoña, ya que el presupuesto (unos 200.000 euros, a la espera de imprevistos) no da para más.

«Si Borgoña despertase ahora, diría que esas pinturas no las hizo él», ejemplifica Antonio Sánchez-Barriga , conservador-restaurador de la catedral. «Tras la rehabilitación, el impacto va a ser muy importante», avisa Jaime Castañón , arquitecto conservador del templo.

Hasta cinco especialistas, con el apoyo de la empresa Geocisa, se encargarán de devolver la luz a esas pinturas murales al óleo, que ocupan una superficie de 125 metros cuadrados. Serán los mismos profesionales que sacaron de las tinieblas el cuadro del Expolio del Greco, que preside la sacristía.

De plana a tridimensional

En la sala capitular, como si se tratase de un juego aparentemente mágico, los restauradores lograrán en medio año que la obra de Juan de Borgoña pase de ser plana (a modo de estampas recortadas), como sucede ahora, a apreciarse nítidamente la tridimensionalidad que el pintor imprimió a su creación. La representación de la Virgen María desde su concepción hasta la imposición de la casulla a san Ildefonso, patrón de Toledo, lucirá entonces como resplandece el sol en el Corpus.

A ello contribuirá la empresa Endesa, que instalará iluminación LED en la sala. Esto permitirá realzar las pinturas de Juan de Borgoña, que con la restauración pasarán de tener brillo a ser mate. Se retirará los viejos fluorescentes y la nueva instalación permitirá reducir el consumo de electricidad, la eliminación de calor, de rayos ultrarrojos y ultravioletas, según Carlos Gómez-Múgica , director general de la Fundación Endesa. Todo esto ayudará a la conservación de los murales, que contarán también con un sistema de climatización para tener la sala a una temperatura constante de unos 20 grados.

El deán de la catedral, Juan Miguel Ferrer , presentó este jueves el proyecto de restauración en la capilla Mozárabe, que está decorada también con una pintura de Juan de Borgoña, «La Toma de Orán por el cardenal Cisneros». Fue la primera sala capitular de la catedral — de la que solo se conserva un cielo estrellado— hasta que el cardenal Cisneros la trasladó a su emplazamiento actual, ya cerrado al público.

Cuando a principios de otoño concluyan los trabajos en esta sala, construida hace 500 años por un encargo del cardenal Cisneros, probablemente los miembros del cabildo catedralicio querrán aumentar sus reuniones, que ahora son solo de dos al año, además de alguna esporádica cuando hay nombramiento de nuevos canónigos.

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