ARTES&LETRAS DE CASTILLA-LA MANCHA

Diario de un jubilado en Nueva York (41): «Sí» a un periodista ejemplar

Cuando en las páginas de ABC dedicadas a las noticias de provincias venía una crónica de Moreno Nieto, ese día era un motivo de alegría

Tarjeta de Luis Moreno Nieto a Hilario Barrero

En mi casa leíamos el ABC . Mi padre, el primero: la tercera página, los artículos de Pemán , las crónicas de los corresponsales en el extranjero: Barra desde Londres, Cortes Cavanillas desde Roma, Miquelarena desde París, Salas y Guirior desde Lisboa y desde Toledo, Moreno Nieto , y al final, mientras se fumaba un cigarro puro y una nube de humo azul flotaba por toda la casa, hacía el crucigrama de Cova con una pluma Parker 51 y siempre lo terminaba sin equivocarse. En ABC aprendimos mi hermano mayor y yo a leer entre líneas : yo, los artículos «literarios», sobre todo los de González Ruano, y mi hermano los deportivos y las entrevistas de Arco, con las fascinantes caricaturas. Pero cuando en las páginas dedicadas a las noticias de provincias, venía una crónica de Moreno Nieto, ese día era un motivo de alegría. Eran, eso sí, noticias que solían tratar de lo mismo, eran los 60, mal tiempo para la libertad . Hablaban del Corpus, las pastorales de Pla i Deniel, la visita de algún famoso, en verano la de un ahogado en el Tajo, la de un crimen o la de una visita de la mujer de Franco a un mercado de artesanía regional. En una ocasión hubo una crónica insólita que Antonio Díaz Cañabate, crítico de toros del periódico, escribió y que Moreno Nieto corroboró: un alcalde de Toledo arremetió con un camión contra un toro que no quería volver al chiquero en la corrida del Corpus; al día siguiente le destituyeron. Era la vida que se vivía.

Hilario Barrero, poeta

A Moreno Nieto (1917-2005) le considerábamos como de casa y celebrábamos sus crónicas como si fueran hazañas ya que el nombre de Toledo salía en el periódico junto a otras provincias. Años después, cuando yo escribía en el periódico «enemigo», tuve la suerte de compartir con él, sobre todo, las plúmbeas, interminables sesiones de los diputados provinciales en el Palacio de la Diputación, donde Moreno Nieto estuvo encarcelado durante la Guerra Civil y a punto estuvo de ser fusilado. Él se sentaba a la derecha en un rincón, yo a la izquierda . En alguna ocasión me felicitó por el trabajo que hacía y sin llegar a ser amigos, me regaló, con el libro «Toledo» , al que adjuntó una tarjeta de visita, que conservo, deseándome «Paz y Bien». Era 1970. El final de un principio para mí.

Yo le recuerdo, perfil de emperador romano, amable, sonriente con una cámara fotográfica al hombro haciendo fotos para un espacio que titulaba «NO o Sí a Toledo» en el que criticaba las chapuzas o defectos que afeaban la ciudad o elogiaba las obras bien hechas que la hermoseaban.

Sencillo, humano, cordial le recuerdo ahora que ha vuelto a ser recordado por una de sus hijas en una conferencia. María José Muñoz, la periodista y «alumna» del maestro , ha dicho: «Era un hombre recto, amable, optimista, educado, sencillo, tolerante y respetuoso, cualidades que imprimía en todos sus artículos y que tanto en falta se echan en el periodismo actual» . Y vuelve ahora a mi recuerdo, cuando yo estaba preparándome para el ingreso en la Escuela de Periodismo de la Iglesia, en una charla que dio sobre la prensa amarilla en la que defendió el periodismo humano y verdadero. «Ser periodista no es fácil. Mentir no es informar . Si alguno de ustedes tiene alguna noticia que valga la pena la publicamos». Eran los tiempos en que en Toledo no pasaba nada. Y Moreno Nieto, con la verdad por delante, informaba y hacía que «algo» pasara. Un «Sí» a la memoria de un periodista ejemplar.

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