La soledad de Tolón

Este 2020 está claro que va a ser uno de los peores años de la historia. Hay muchos años que quedan en la memoria colectiva como catastróficos, de los que queremos que no hubieran existido. Este año la pandemia que estamos sufriendo a nivel mundial va a traer a nuestro país, además de las desgracias de las decenas de miles de fallecimientos y contagiados, la posibilidad de valorar la capacidad de gestión de los políticos.

Mucho se ha hablado del cansancio de los ciudadanos con la política y está claro que los únicos responsables somos los que, de una u otra manera, estamos en la vida pública. No podemos mirar a otro lado ni echar las culpas a nadie. La responsabilidad es nuestra. Y no ayuda nada a mejorar esa percepción el clima de crispación, las mentiras o medias verdades que lleva diciendo el Gobierno de España durante la pandemia. Tampoco el saltarse a la torera los principios y promesas de los partidos que ahora gobiernan España y con los que fueron engañados miles de españoles. Sí, engañados, porque las cosas hay que decirlas por su nombre, que parece que en este país solo se puede decir lo que te permiten aquellos partidos como el PSOE y Podemos, que creen tener la superioridad moral para exigir a los demás lo que ni ellos mismos son capaces de cumplir.

Todos tenemos el derecho, la libertad y la posibilidad de expresar nuestros pensamientos. Es un principio fundamental de la Constitución, sí, esa recopilación de artículos basados en el respeto al Estado, al cumplimiento de unas normas y la adopción de unos derechos y deberes. Es el pilar de un Estado democrático y de derecho, algo que empiezan a poner en duda y a no respetar algunos miembros del Gobierno de España que, en lugar de ser los garantes de dicha Constitución, ponen a los pies de sus troles mediáticos discusiones sobre la misma, inventadas, forzadas y encaminadas solamente a crispar y a separar, en lugar de a unir y a incrementar el potencial de España como Estado.

Para calmar toda esta gasolina añadida al fuego por el ala radical de izquierda del Gobierno, ese que habla de ir contra el sistema, de emocionarse cuando un manifestante patea a un servidor público como un Policía Nacional, ese que blanquea a los asesinos de casi 1.000 personas y sus cómplices, ese que dice defender a los trabajadores y luego los pagan en B sin darles de alta en la Seguridad Socia, haría falta un PSOE responsable con visión de Estado, que vaya más allá de la política partidista de sacar rédito político a cualquier acción, aunque estás acciones estén causando un grave daño a España y a los españoles.

Ese PSOE debe seguir existiendo. Seguro que hay muchos votantes toledanos que creen en esa imagen de partido centrado pero que lo único que ven es como Milagros Tolón se escora radicalmente adonde le encamina Pedro Sánchez, y lo único que hace es aplaudir en Ferraz cada propuesta de éste, aunque sea perjudicial para Toledo y los toledanos. El último ejemplo fue aprobar que los ahorros del Ayuntamiento de Toledo se los gastase Sánchez en sus políticas partidistas.

Tolón ha podido ser una de estas políticas del PSOE con visión de Estado, pero ha decidido transformarse, quitarse la careta y convertirse en uno de los brazos más radicales de la política errática, sectaria, partidista y crispadora de Sánchez. Toledo y los toledanos perdemos con su actitud, pero ella solo mira donde colarse dentro de tres años cuando termine su mandato y tiene claro que no la va a parar nada ni nadie hasta que consiga su sueño personal, que es formar parte del núcleo duro de Ferraz.

No todo vale por su afán personal , señora Tolón. Baje del pedestal, deje el coche oficial, pise la calle, conozca los problemas a los que seenfrentan día a día los autónomos, las pequeñas empresas o las familias y ponga soluciones. Sánchez no se lo agradecerá ni sumará puntos para entrar en su staff, pero Toledo y los toledanos, sí.

Juan José Alcalde es concejal del PP en el Ayuntamiento de Toledo