«Por desgracia, convivimos con demasiados ángeles negros que se retroalimentan entre ellos»

Jesús Gallardo publica su libro «Los ángeles llevan corbata», 33 relatos que «reflejan la realidad que nos rodea y que compartimos a diario»

Jesús Gallardo, fotografiado delante de la escultura «Alas de México», en Toledo Adrián Gallardo

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Primero fue la novela epistolar Cartas desde la Indiferencia (2003), con la que recuperó el género de las misivas «para reflejar lo que somos a través de 30 categorías sociales». Luego vino Una buena tarde para morir (2015), ambientada en el mundo de los toros. Ahora sale a la venta Los ángeles tienen corbata , un libro con 33 relatos en los que el periodista y escritor Jesús Gallardo refleja «la realidad que nos rodea y que compartimos a diario».

Si la cara es el espejo del alma, la portada de su libro promete. Felicite a su autor.

Sin duda, creo que pocas veces una portada como la de este libro resume mejor su contenido. Su autor es mi hijo Adrián Gallardo Gómez, un hombre sensible a las expresiones artísticas, que ha sido capaz de reflejar lo que queríamos transmitir. Su capacidad creativa para el dibujo, la pintura, la música o contenidos de vídeo ha sido siempre una de sus cualidades. Tiene el don y el arte de hacer arte.

¿Por qué ese título, «Los ángeles tienen corbata»?

Es el título de uno de los relatos incluidos en el libro, que se corresponde con el de mayor extensión y que, además, es el proyecto de una novela futura sobre la trata de blancas, la prostitución y el proxenetismo. Pero también los ángeles son el nexo de unión entre todos los relatos, pues cada uno de ellos refleja la realidad que nos rodea y que compartimos a diario. Algunos parecerán producto de la fantasía o la ficción, y algunos lo son. Pero la inmensa mayoría son el reflejo de noticias que leemos cada día en los periódicos o escuchamos en la televisión y en la radio. Los sucesos que escuchamos y conocemos guardan un denominador común, pues su resolución positiva o negativa tiene que ver con la fuerza del destino, que atribuyo a la influencia de los ángeles buenos o malos. La corbata es un rasgo utilizado para humanizar a esos seres celestiales.

El lector encontrará relatos de sexualidad, violencia de género, amor... hasta llegar a 33 novelas muy cortas, como usted lo llama. ¿Por qué este número y no otro?

Cuando seleccioné los relatos lo hice de forma natural y espontánea, pero es verdad que el 33 se considera un número de luz. En numerología, el 33 es un número poderoso y místico, un número mágico asociado a los acontecimientos más importantes de la historia. Quizás haya sido por eso, o quizás no; o quizás me haya guiado la influencia de un ángel bueno. El denominador común de los relatos son los ángeles, entendidos como los primeros «influencers» de la historia de la humanidad, capaces de determinar los desenlaces de los episodios de las vidas que vivimos, para bien o para mal. El sucederse de cada relato depende de la influencia de un ángel blanco o un ángel negro. También se incluye una carta de una madre a su hijo enfermero como homenaje a todos los sanitarios y sanitarias que tanto nos siguen ayudando en esta pandemia.

En definitiva, se ha inspirado en la vida real.

En esas situaciones cotidianas que reconocemos o ignoramos, tales como los episodios machistas, las desgracias naturales, las pérdidas de seres queridos, los secretos que ocultamos a quienes más queremos, las decisiones tomadas fruto de la desesperación, las locuras propias y ajenas, los amores correspondidos, el desamor como desencadenante de la tragedia, el egoísmo, el narcisismo o la venganza… Es decir, todo aquello con lo que convivimos a diario. Por eso, las historias que se cuentan en Los ángeles tienen corbata se agrupan en tres apartados diferentes: de amores y mentiras; de sueños y vidas truncadas; de obsesiones y demencias; según sus protagonistas se vean abocados a los cielos o a los infiernos por ángeles buenos o ángeles malos.

Ponga ejemplos de ángeles blancos y de ángeles negros para usted.

Vivimos en una sociedad con muchos recovecos y escondrijos donde se ocultan los ángeles negros, capaces de generar conflictos armados, destrozar vidas ajenas o fomentar actitudes tan reprochables como el fanatismo, el racismo, la discriminación por la razón que sea, la pobreza extrema, la explotación infantil y sexual, los extremismos, la segregación o la xenofobia. Por desgracia, convivimos con demasiados ángeles negros que se retroalimentan entre ellos. Y en el otro extremo están los ángeles blancos, en una lucha permanente y a veces en minoría, defendiendo la tolerancia, el entendimiento, la convivencia, el respeto a las diferencias, la moderación, la solidaridad o tantas y tantas cosas que deberían prevalecer en el mundo y en nuestras vidas.

¿Quiénes son sus propios ángeles?

Mi familia, mis seres queridos y mis amigos; esas personas en las que sustentamos lo que somos y en las que nos apoyamos para superar las dificultades y tropiezos que encontramos en la existencia. Además, mis ángeles son mis creencias y la decisión personal e irrevocable de esforzarme cada día por ser una buena persona, una virtud que siempre he trasladado a mis hijos porque creo que en esa convicción de mejorar cada día y evitar el daño ajeno reside el secreto de la felicidad.

En su estado de WahtsApp se puede leer: «Todo lo que puedes imaginar es real». Rezuma literatura. ¿Es su pasión? ¿Su refugio?

Sin duda. Desde muy niño encontré en las palabras la protección personal y necesaria para sentirme satisfecho conmigo mismo. Más tarde, mi profesión de periodista me facilitó la posibilidad de ejercer la escritura toda mi vida, ya sea desde la óptica de la información o desde la ficción que proporciona un papel en blanco para imaginar mundos y personajes que antes de escribirlos nunca existieron; y después de hacerlo se convierten en inmortales.

No habrá un acto para la presentación oficial del libro para evitar la posible propagación del virus. A su juicio, ¿en qué se puede estar fallando para que haya tantos contagios por la covid-19?

Una vez demostrado que la única medicina acertada hasta el momento es reducir el contacto social, pienso que deberíamos ser más responsables y concienzudos con nuestras costumbres, evitando aquellas situaciones que puedan propagar el virus. Con nuestra actitud, lo único que estamos haciendo es encaminarnos inexorablemente hacia lo que intentamos evitar, que es el confinamiento total y el cierre de negocios y servicios, formando parte de la destrucción de empleo, de oportunidades y poniendo en serio peligro el estado del bienestar. Fallamos todos y cada uno de nosotros cuando nos olvidamos de las recomendaciones y pensamos que la culpa la tienen los demás.

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