Uno de los rincos del Alto Tajo
Uno de los rincos del Alto Tajo - Moteando

El día más largo en «La ciudad de las piedras»

Antonio Torres Ortega, escritor de Azuqueca de Henares, presenta su primera novela histórica y de misterio ambientada en el Alto Tajo

Guadalajara Actualizado: Guardar
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En un lugar del interior de la Península Ibérica, quizás cerca de las comarcas guadalajareñas de La Alcarria y del Alto Tajo, el monje Jérome de Fabre guarda uno de los secretos mejor guardados del cristianismo. A ese lugar imaginario, creado por el escritor azudense Antonio Torres Ortega en su novela La ciudad de las piedras ( Editorial Círculo Rojo), es donde el 20 de octubre de 2001 llegan en sus motos, desviándose de su itinerario, Ricardo de la Torre y Alejandro León, los protagonistas de este relato lleno de misterio, fantasía e historia.

Desde el mismo instante en que llegan a un paraje completamente desconocido por ellos, estos dos jóvenes motoristas vivirán una serie de extraños episodios y conocerán a enigmáticos personajes que lograrán convertir una agradable y tranquila noche en un entorno natural en un insólito y trepidante discurrir de acontecimientos, a cuál más extraordinario y asombroso.

Por momentos, los dos moteros no pueden creer lo que están viviendo, situaciones más propias de un mundo de ficción que de la vida real. Pero todo tiene su causa y su origen; un origen que se remonta novecientos años atrás, hasta la época de las Cruzadas, al origen de la Orden del Temple y sus monjes caballeros o a los misterios del cristianismo y de sus reliquias.

Portada del libro
Portada del libro

El ávido lector se preguntará qué tienen que ver entre sí o cuál puede ser el nexo de unión que relacione de alguna manera a dos moteros actuales con las andanzas de un monje en la recóndita época medieval. Si se sumerge en la lectura del apasionante relato que se muestra en La ciudad de las piedras, no dejará de sorprenderse, advirtiendo cómo la vida cotidiana, en ocasiones, puede verse irrumpida por episodios de los que consideramos ficticios, entremezclándose lo real con lo que parece no serlo hasta confundirse entre sí. Esta es la situación que vive el protagonista de la novela, Ricardo, que tiene la suerte o la desgracia de ser «el elegido».

El autor de la novela, Antonio Torres Ortega, nació en 1969 en Azuqueca de Henares, es licenciado en Derecho y se dedica profesionalmente desde hace más de veinte años a los Recursos Humanos; los últimos quince, como responsable del departamento laboral de la Inspectoría Salesiana de Madrid. Desde niño siempre tuvo una clara vocación por la creación artística; dibujo, pintura, cómic, cuentos, relatos breves, etc., aunque nunca se planteó plublicar ninguna de sus obras hasta ahora, con su primera novela, La ciudad de las piedras.

Antonio Torres Ortega
Antonio Torres Ortega

-Su novela está llena de aventura, de intriga, de fantasía y de historia. ¿Dentro de qué género la encuadraría o la definiría mejor?

-Pues la verdad es que me cuesta bastante encajar la novela en uno solo de los géneros que menciona, ya que, como bien dice, tiene un poco de todo. Quizá novela histórica y aventuras...

-Los protagonistas de su novela (Ricardo y Alejandro, entre otros) viven su noche más larga. ¿Cuántas noches en vela le ha costado a usted?

-¡Uff! Empecé a escribirla hace más de quince años y nunca he podido dedicarle el tiempo que me hubiera gustado. Por mi trabajo, estoy casi doce horas al día fuera de casa; luego están los niños, a los que siempre he dado prioridad sobre todo lo demás... En fin, que más de una vez me he quedado dormido en el escritorio.

-Esta es su primera novela. ¿Qué es lo que le ha animado a escribirla?

Empecé a escribirla por simple afición, simple necesidad de plasmar historias que pasan por mi cabeza constantemente. Y así ha sido siempre, sólo afición, disfruto escribiendo, aunque al final me liaron para que la publicara...

-El contexto histórico en el que se encuadra la novela es la historia de la Orden del Temple. ¿Por qué eligió este tema y qué es lo que le interesa de los templarios?

-Siempre he sido aficionado a esta etapa concreta de la historia, la Primera Cruzada, con la toma de Jerusalén y el nacimiento de las órdenes militares-religiosas y, especialmente, los templarios. Creo que se trata de una época apasionante en la que no todo está perfectamente documentado e indubitado entre los historiadores, por lo que da mucho juego y añade una dosis adicional de misterio.

-¿Cómo se ha documentado para escribir sobre este asunto?

-En casa tengo unos cuantos libros sobre esta etapa de la historia; libros de consulta, de historiadores. Además, aprovecho para agradecer a don Carlos de Ayala, catedrático de historia medieval de la Universidad Autónoma de Madrid, que, sin conocerme de nada, amablemente me indicó una serie de trabajos de algunos autores expertos en estos temas.

-¿Por que cree que el tema de los templarios tienen tanto éxito de público?

-Se trata de una Orden de monjes y guerreros (con todo lo que esto supone) de la que desde siempre se ha dicho de todo; desde que poseían el Arca de la Alianza o el Santo Grial, hasta que descubrieron América antes que Colón... Lo cierto es que siempre les ha rodeado un halo de misterio desde su origen hasta su trágico final; seguro que éste marcó su polémica leyenda hasta nuestros días.

-Supongo que

-Pues en un lugar del interior de la península... (como empieza la novela). Ahora en serio, el lugar es ficticio pero tengo muy claro que se situaría en un punto próximo a la zona más oriental de la Alcarria, entre Trillo y el Alto Tajo.

-¿Puede tener alguna relación este sitio y la historia que narra con Castilla-La Mancha y su tierra, la provincia de Guadalajara?

-Por supuesto que sí. Las rutas en moto por tierras alcarreñas y zonas del Alto Tajo han tenido mucho que ver con el inicio de este relato. De hecho, todo surgió en una salida real en moto con amigos; era un día frío y plomizo y se creó una atmósfera especial al hacer una parada en el camino y entrar en una taberna, con fuego en la chimenea... justo como empieza la novela. Tenía la necesidad de escribir aquellas sensaciones. Luego, la historia empezó a escribirse sola en mi cabeza... Por suerte o por desgracia, no nos ocurrió nada parecido a lo que después les sucede a los protagonistas de la novela.

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