Llega la locura de cruzar a remo el Atlántico menos conocida de España

El gallego Jorge Pena estuvo remando en solitario 48 horas seguidas en medio del Atlántico desde La Gomera a Antigua. 30 equipos de todo el mundo remarán durante 2 horas y dormirán durante 2 horas, constantemente, las 24 horas del día

R.L.P.

Apenas queda un mes para el principal evento en remo oceánico del mundo y que se celebra en España: es un desafío de 4.000 killómetros desde La Gomera hasta Nelson, en Antigua y Barbuda. De momento, se conoce solamente la presencia de un español que lo haya hecho y en solitario.

La carrera anual comienza a principios de diciembre con hasta 30 equipos participantes de todo el mundo. El «Talisker Whiskey Atlantic Challenge» reúne a equipos para asumir el desafío único de cruzar un océano en un bote de remos. La Universidad de Denver, por ejemplo, tiene un equipo participante. Este año hubo un equipo de mujeres de Noruega que logró llegar al continente americano en esta durísima prueba.

Jorge Pena , un arquitecto gallego, aunque hace años que dejó apartada su profesión, y patrón de barco desde hace 14 años, le cayó de rebote una aventura que, en principio, no piensa repetir: cruzar el Océano Atlántico a remo, una «locura» que completó en 59 días, 56 de ellos en solitario, como participante de la Talisker Whisky del pasado 2017.

Así las cosas, tras de 3.000 millas, casi 60 días y diez kilos más delgado, Jorge Pena se ha convertido el 11 de febrero de 2018 en el primer español en cruzar en solitario el océano Atlántico.

Él no iba a participar en la prueba, sino su amigo Jesús de La Torre, pero a este se le cayó el compañero de viaje antes de partir y acabó convenciendo a Jorge para que surcara con él el Atlántico.

Cada equipo remará más de 1.5 millones de golpes de remo desde La Gomera a Antigua

«La idea era suya, el sueño también. Cuando me comentó que iba a hacerlo, le dije que era una locura, pero después me fue entrando el gusanillo. Ahora puedo decir con conocimiento de causa que es una locura», afirma.

Jorge, afincado en Pontedeume (A Coruña), habla desde el conocimiento porque al tercer día de navegación tras partir de la isla de La Gomera se quedó solo. «Desembarcaron a Jesús, que tenía mareos muy fuertes, echaba toda la medicación y además se había dado un golpe», explica. Pudo desistir pero optó por continuar lo que había emprendido de rebote, no sin reprochárselo a sí mismo: «Todos los días desde que se bajó decía que tenía que haberme ido, pero la mejor forma de contrarrestar ese pensamiento era salir adelante».

Incendio

Se tuvo que «reorganizar» y le tocó, además, la edición con «peores condiciones meteorológicas». Relata que se retiraron cinco barcos, de los que uno no se llegó a recuperar y otro se incendió.

«En los treinta primeros días estuve a punto de volcar tres veces. La navegación es un poco estresante, el bote es pequeño y se mueve muchísimo», sostiene. Las condiciones mejoraron después, hasta que, cuando quedaban tres días para que llegara a la meta en La Antigua (Bermudas), anunciaron otra vez vientos fuertes y grandes olas. «Me puse a remar día y noche, remé 48 horas seguidas», cuenta antes de felicitarse por esa hazaña porque el siguiente barco volcó dos veces seguidas.

En el trayecto por el Atlántico, los botes que participan en la prueba cuentan con un seguimiento por satélite que se actualiza cada cuatro horas y, además, les acompañan dos veleros de la organización que visitan una vez cada uno a cada embarcación.

«Te garantizan que en caso de que pase algo, a los cuatro o cinco días estarían a tu lado», apunta Jorge Pena, que no repetiría: «Soy menos tajante que cuando acabé la prueba porque se te va olvidando lo malo, pero va a ser que no».

Además del tiempo y las dificultades del reto, está el dinero. «Solo la inscripción son 21.500 euros. Y a eso súmale el bote, llevarlo a La Gomera, traerlo de vuelta, comida y demás», advierte.

Los fondos que recaudaron ni siquiera bastaron para cubrir gastos. «En España no hay mucho conocimiento del remo oceánico y todo el mundo nos miraba como a dos locos», recuerda.

Por ese motivo no pudieron aportar fondos a la Fundación Cris Contra el Cáncer (todas las embarcaciones defienden una causa solidaria), pero al menos sí ha logrado darle visibilidad después de haberse convertido en el primer español que completa la Talisker Whisky Atlantic Challenge en solitario.

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