Cofrades concentrados para la «Rompida de la Hora» en Calanda (Teruel)
Cofrades concentrados para la «Rompida de la Hora» en Calanda (Teruel) - Fabián Simón
Semana Santa

La «Rompida de la Hora»: el estremecedor rugido de 10.000 tambores

La tradición del Bajo Aragón que, según la leyenda, remonta sus orígenes a los tiempos de la Reconquista

Zaragoza Actualizado: Guardar
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En el Bajo Aragón turolense, ocho localidades rugen casi al unísono para conmemorar, a estruendoso y masivo golpe de tambor, la muerte de Cristo en la cruz. La tradición que singulariza la Semana Santa en esta zona se conoce como «Romper la Hora» o «Rompida de la Hora». Remonta sus orígenes casi mil años atrás. Cuenta la leyenda que surgió en los tiempos de la Reconquista. Hoy en día, es la manifestación popular más famosa, dentro y fuera de España, de la Semana Santa aragonesa.

La «Rompida de la Hora» tiene lugar en las localidades de Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda, Urrea de Gaén y Calanda. Son las que componen la Ruta del Tambor y el Bombo de Teruel, junto con Alcañiz, aunque esta localidad es la única de la Ruta que no incluye la celebración del «Romper la Hora», compartida por no menos de 10.000 tambores en toda esta zona.

En toda las que se celebra, salvo en Calanda, la «Rompida de la Hora» tiene lugar a las doce de la noche de cada Jueves Santo. El estruendo estremece. Es tan ensordecedor como solemne, una catarsis colectiva a golpe brusco de tambor, una ola sonora que hace vibrar cuerpos y hasta casas.

En Calanda esta tradición tiene lugar a las doce del mediodía de cada Viernes Santo. El fenómeno, idéntico al de las otras ocho localidades de la Ruta bajoaragonesa: masiva concentración con bombos y tambores a cuestas, un bombo gigante para inaugurar el sonoro estruendo, y un golpe colectivo que sumerge a la localidad en un temblor sonoro que inunda al municipio.

A partir de ese momento crucial en el que los tambores rompen al unísono el silencio conmemorativo de la Pasión de Cristo, las calles de estas localidades viven horas de estuendo continuado a golpe de tambores y bombos.

Declarada de Interés Turístico Internacional en 2014 -en 2005 ya había sido declarada de Interés Turístico Nacional-, la Semana Santa del Bajo Aragón está protagonizada por la singularidad de su «Rompida de la Hora». El calandino director de cine Luis Buñuel fue decisivo en su tiempo para proyectar fama a esta manifestación popular dentro y fuera de España. Atraído por la singularidad de este fenómeno colectivo, los bombos formaron parte de su cinematografía.

Leyenda de tiempos de la Reconquista

Pero, ¿cuál es el origen de esta peculiar tradición? No está claro, pero una de las leyendas más extendidas es que hunde sus raíces en los primeros años del siglo XII, en tiempos de la Reconsquista y con el Bajo Aragón recuperado pero aún expuesto como tierra de frontera. Dice esta leyenda que un pastor avistó un grupo de soldados musulmanes que se acercaban dispuestos a una de sus incursiones de rapiña, de expolio, una «razzia». Y que ese pastor, para avisar a los lugareños cristianos, tocó una suerte de tamborcillo que fue replicado por otros. Una reacción que, según sostiene esa tesis, fue la que dio lugar a lo que con el tiempo se incorporó a la Semana Santa como toque colectivo para conmemorar la muerte de Cristo.

En cualquier caso, lo que es indudable es que esta tradición se remonta con seguridad a la Edad Media. Hay prueba documental de que un fraile, en el año 1550, prohibió esa estruendosa manifestación de fe popular por entenderla que desentonaba con la puridad religiosa de la Semana Santa, por lo que queda demostrado que por entonces era ya una tradición arraigada de mucho antes.

Con el paso del tiempo, la configuración del «Romper la Hora» fue evolucionando. El origen inmediato de este fenómeno, tal y como ha llegado a nuestros días, se fecha a finales del siglo XVIII.

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