Loscertales, el mueble que se hizo arte en Zaragoza

El Centro de Historias de Zaragoza (Plaza San Agustín, 2) acoge hasta el próximo 2 de abril la exposición «Simón Loscertales Bona, una firma emblemática», que recoge una representativa colección de los muebles convertidos en joyas histórico-artísticas salidas de los talleres zaragozanos de esta empresa familiar fundada en 1890 y que perduró hasta 1995.

La muestra es una extraordinaria oportunidad de aproximarse a la delicadeza de unas creaciones que han pasado a formar parte, con nombre propio, de la historia del arte decorativo español.

Las piezas que se exhiben proceden de colecciones públicas y privadas, representativas de lo que fue el arte mueble diseñado y elaborado por la firma Loscertales durante sus 105 años de historia.

La empresa nació en 1890.

Fue fundada por Luciano Loscertales Sanz y alcanzó su fama internacional años después, ya con su hijo Simón Loscertales Bona al frente de la marca. Éste se formó desde su temprana juventud en el arte mueble y decorativo. Lo hizo en Madrid de la mano de Luciano Lucia, maestro del Palacio Real, y luego en San Sebastián -donde tuvo la oportunidad de trabajar en proyectos como la decoración del Palacio Miramar. Completó su formación en Holanda, Inglaterra y Francia, para incorporarse a la empresa familiar de Zaragoza en el año 1912.

Entre 1920 y 1930 la fábrica Loscertales pasó de 65 a 200 operarios y abrió sucursales comerciales en Madrid, Sevilla, San Sebastián, Bilbao, Oviedo, Vigo y Pamplona. Su crecimiento fue a más en las décadas siguientes. En los años 70 la empresa ya contaba con casi medio millar de trabajadores.

Simón Loscertales murió en 1971, aunque la firma siguió adelante bajo los auspicios de sus hijos, hasta cerrar finalmente en el año 1995.

Entre sus creaciones figuran el mobiliario fabricado en caoba de Cuba para las salas de vistas y el salón de pleno del Palacio de justicia del Tribunal Supremo, en el año 1925, las piezas destinadas a los hoteles «Cristina» y «Bristol» que se abrieron en 1929 con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, el amueblamiento del emblemático colegio «Joaquín Costa» de Zaragoza (1929), o el arte mueble que nutrió la sala de juntas y el despacho de gerencia de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo (1930).