Una de las piezas de arte contemporáneo que se exhiben en esta muestra
Una de las piezas de arte contemporáneo que se exhiben en esta muestra - ABC
Cultura

La Diputación de Zaragoza exhibe sus tesoros artísticos

Una exposición muestra lo más selecto de las 3.331 obras de arte que atesora la DPZ

Zaragoza Actualizado: Guardar
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La Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) muestra en el Palacio de Sástago la exposición «Legado: de Saura a Ribera», una selección de las obras más significativas del amplio patrimonio artístico que posee la institución y de su labor como coleccionista. La muestra la componen 65 piezas -sobre todo, pinturas y esculturas- que normalmente no están expuestas al público y que abarcan desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo. Entre todas destacan dos cuadros: el «San Jerónimo penitente», del taller de Ribera, y la «Gran crucifixión», de Antonio Saura.

La exposición, que podrá visitarse hasta el 10 de enero, también incluye obras de Goya, de Pablo Gargallo y de otros artistas aragoneses tan notables como los contemporáneos José Manuel Broto, Víctor Mira o Fernando Sinaga.

Sin embargo, por razones de tamaño y de coste económico no ha sido posible incluir los originales de otros dos grandes referentes del patrimonio cultural de la Diputación Provincial de Zaragoza: la escultura «El profeta» de Pablo Gargallo -depositada en el museo que lleva su nombre del Ayuntamiento de Zaragoza- y las escenas religiosas que Giacinto Brandi pintó en el interior de la iglesia del hospital de Nuestra Señora de Gracia. En ambos casos, se puede contemplar una reproducción gráfica.

Según explica la diputada delegada de Cultura, Cristina Palacín, a lo largo de sus casi dos siglos de existencia la institución provincial ha ido formando una «ingente» colección artística que en la actualidad está formada por más de 3.300 obras. «Seleccionarlas ha sido una labor ímproba, y el resultado no solo forma una completa exposición que abarca desde el Renacimiento hasta el siglo XXI, sino que también es una magnífico reflejo del devenir histórico de la propia Diputación», asegura.

El conservador de las colecciones de la DPZ es José Ignacio Calvo Ruata. Todo este patrimonio, que normalmente se encuentra repartido por las distintas dependencias de la Diputación, ha pasado a formar parte de su colección por distintas vías. «Lo primero que poseyó en 1842 fue la Real Capilla de Santa Isabel con sus retablos y otros bienes muebles, pero poco a poco fue incorporando cuadros de los artistas que empezaron a ser becados por la DPZ para ampliar sus estudios artísticos en París o Roma», señala José Ignacio Calvo Ruata.

En 1868 la Diputación asumió la propiedad del hospital de Nuestra Señora de Gracia, la Real Casa de Misericordia y el Hogar Doz de Tarazona con todo el legado artístico asociado a esos inmuebles y lo mismo ha ido sucediendo con otras propiedades como el monasterio de Veruela o el Casino de Zaragoza. Además, entre las adquisiciones realizadas a través de la compra directa de cuadros destacan las de artistas contemporáneos del premio San Jorge y de las becas concedidas para las estancias de artistas en la Casa Velázquez de Madrid.

La exposición «Legado: de Saura a Ribera» se ha organizado de forma fundamentalmente cronológica, pero también tiene subapartados temáticos. Se trata de una muestra «heterogénea y variada», formada por un total de 65 obras, entre las que hay pinturas, esculturas, grabados y cerámica, que está distribuida en dos plantas.

En la primera se pueden ver una serie de «retratos modernos», entre los que destaca el del presidente del Casino de Zaragoza, Francisco de la Sota, realizado por Justino Gil Bergasa (1890-1936) y los de mecenas y patronos de instituciones benéficas como Manuel Dronda, pintado por Juan José Gárate (1869-1939).

En la planta inferior se exhiben, en función de la época, obras de José de Ribera, Mariano Barbasán, Francisco de Goya, Francisco Marín Bagüés, Antonio Saura o Víctor Mira, entre otros.

En el espacio «La Fortuna del Hombre» se encuentran las piezas más antiguas de la muestra. Mientras, la sala «Pasión por Italia» se ha reservado para las obras del Barroco, entre las que destaca la pintura el «San Jerónimo penitente», atribuido al taller de José de Ribera.

«La nueva sensibilidad romántica. De Goya a la pintura de historia» es la sala que alberga las obras renacentistas, con la obra del zaragozano Mariano Barbasán «Don Pedro III el Grande en el collado de las Panizas», de 1891. También en esta sala se ofrece un libro de grabados «inéditos» de Goya, de los que la DPZ tiene «la práctica totalidad» de la obra.

En el espacio denominado «Hacia la modernidad», se exhiben piezas como la escultura de un torso femenino de Félix Burriel; y la sala de Arcos, que ha recibido el nombre de «Arte de nuestro tiempo», expone las piezas de arte Contemporáneo. Está presidida por la «obra estrella» de la muestra, la «Gran Crucifixión» de Antonio Saura.

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