La vuelta al mundo en 282 días: inédito relato del buque «Elcano»

Un libro recoge el diario de a bordo, fotografías y recortes del marino Cristóbal Serrán Ortiz

El buque escuela «Elcano» en una imagen de archivo ABC | Vídeo: Vea zarpar al buque en su 90 crucero de instrucción el pasado mes de febrero ATLAS
Esteban Villarejo

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El « Juan Sebastián de Elcano » es mar, puerto, juventud, aprendizaje, viento... y aventura vital. En sus 113 metros de eslora y cuatro palos , el buque escuela de la Armada Española atesora el verdadero gen del actual marino español. El que estos días trata de cruzar el cabo de Hornos en su XC Crucero de Instrucción, patrulla las aguas del Mediterráneo o Somalia abordo de modernas fragatas con misiles guiados, pone rumbo al golfo Pérsico en un portaaeronaves o participa en maniobras internacionales de la OTAN en el mar del Norte escocés.

Pero, antes de todo esto, siempre estuvo «Elcano» y su primer crucero de instrucción: una vuelta al mundo en 282 días que llevó a sus 236 marinos a recalar en puertos de Cabo Verde, Uruguay, Argentina, Sudáfrica, Australia, Fiji, Panamá, Cuba y Estados Unidos (1 de agosto de 1928-30 de mayo de 1929). ¿Quién no se embarcaría mañana mismo en Cádiz para semejante aventura?

Uno de esos marinos fue el ceutí Cristóbal Serrán Pagán , ayudante de cámara del segundo comandante del buque-escuela y cuyo diario de a bordo, fotografías tomadas con una fulgurante Kodak, recortes de prensa minuciosamente ordenados o postales turísticas de ciudades permanecieron ocultos en un baúl hasta años después de su muerte, en 1980.

La camaradería

Ahora Ediciones del Viento los ha recopilado y ordenado en un libro –« La memoria del viento »– donde se da cuenta de un documento asombroso acompasado de una narración tan vibrante como cercana, sin pretensiones. Una edición de Ginés Serrán-Pagán, uno de los hijos del autor.

Junto a los personajes y ciudades que acontecen en la travesía de «Elcano» es la camaradería de nuestros marinos el otro gran trasunto de un libro ambientado en la nostalgia de España –la «Madre Patria» para el autor– y un mundo en el que navegaban ajenos al abismo de los años 30 que se avecinaban.

Cuatro son los grandes planos del relato: todo lo que acontece en los preparativos del crucero, la vida humana a bordo, el oficio del marino español y la estancia en las ciudades donde recala «Elcano».

«Con rumbo hacia San Francisco, hay cejales de nubes negras. Borrasca se avecina, cabeceos de proa y popa, balanceo de las amuras , agua que cae del cielo, se amarran las estachas que nos sirven de pasamanos de estribor y babor», relata Cristóbal Serrán, a quien apodan «Ceuta», sobre el embate sufrido por «Elcano» al cruzarse con un huracán rumbo a la localidad del oeste estadounidense.

Estamos en esa « América del Norte , la de los dólares y millonarios, la de los rascacielos, los gángster y ley seca [...] Muchas personas harían fortuna, desde luego, pero muchísimos corazones jóvenes quedaron en el fondo de este océano y en las entrañas de estas tierras americanas».

Días más tarde se rompería el mesana, el mástil más a popa del blanco buque mandado a construir en 1925 en los astilleros gaditanos Echevarría y Larrinaga y entregado a la entonces Marina de Guerra un 29 de febrero de 1928 (de esta historia también da cuenta el libro). Incluso tras el paso de un ciclón hizo que se diera por desaparecido a «Elcano».

Varios tripulantes custodian el muelle en el que se encuentra «Elcano» en una imagen de archivo EFE

Comandado por el capitán de navío Manuel de Mendívil y Elio, el buque «Juan Sebastián de Elcano» visitó puertos tan insospechados como el de Suva, en las islas Fiji donde los 13 jefes oficiales, 31 guardiamarinas y 192 marineros descubrieron, ¡cómo no!, « la danza del amor »: «No llevan adornos, vestidos, ni collares; lo único que se destaca es una moña rizada en la curvatura de los muslos [...] En estas islas Fiji paradisíacas de la Polinesia el amor es libre y las mujeres aprenden a gozar y hacer gozar a los hombres intensamente los más bellos placeres, lo mejor de la vida». Es el otro lado del viaje, la experiencia vital del encuentro con la otra cultura... también con mujeres.

Catalanes en Melbourne

En tierras australianas, donde pasarán las señaladas fechas navideñas nuestros intrépidos marinos, es digno de reseñar –y obligan los tiempos actuales– la alegría que acontece cuando se topan en Melbourne «con una colonia española que componen varias familias catalanas que explotan una industria de azúcar y un astillero para la reparación de embarcaciones menores». Con estos compatriotas pasarán una accidentada jornada de excursión.

En aquella primera circunnavegación de «Elcano» Cuba no podía faltar: «Se siente España de muy cerca». Y la primera gran definición de Cristóbal Serrán, quien visitarán a sus familiares en Matanzas, no deja lugar a dudas sobre las andanzas que vivirán los marineros por aquella tierra: «Cuba es la tierra del tabaco, de la caña de azúcar, de los frescos frutos tropicales, de las mujeres guapas, de la samba...».

«La memoria del viento» está prologado por Cristóbal Colón de Carvajal , duque de Veragua, vicealmirante de la Armada Española y que también dio la vuelta al mundo como guardiamarina en el «Juan Sebastián de Elcano».

«Cuando el barco larga la última estacha que le une al muelle y vuelve a hacerse a la mar, aquellos días pasados parecen tan irreales como un sueño», esboza el prologuista.

Es el sueño de «Elcano», ese viento que aún alimenta los nuevos relatos de nuestra Armada.

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