Pablo Iglesias, en sus encuentros con Rajoy de 28 de diciembre (izq.) y 30 de octubre; abajo, Rivera en La Moncloa en las mismas fechas
Pablo Iglesias, en sus encuentros con Rajoy de 28 de diciembre (izq.) y 30 de octubre; abajo, Rivera en La Moncloa en las mismas fechas

Las siete diferencias entre las dos citas de Rivera e Iglesias con Rajoy

Con dos meses de distancia, el presidente ha mantenido sendas citas con los líderes emergentes, en muy distintos escenarios políticos

MADRID Actualizado: Guardar
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Del 30 de octubre al 28 de diciembre han pasado sesenta días justos. Son los que separan las dos últimas citas que Rajoy ha mantenido con los líderes de los partidos emergentes. En ellos, ha habido unas elecciones generales y han cambiado los roles que juega cada uno de ellos en la escena pública. Entre ambos encuentros, de hecho, pueden observarse siete diferencias claras.

Motivo

Octubre terminaba con el desafío soberanista de Artur Mas y una amplia representación del Parlamento catalán en pleno apogeo. El presidente Rajoy, ejerciendo sus funciones, citó en el Palacio de La Moncloa a los cabezas de Ciudadanos, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, para conocer su postura sobre este asunto y exponerles la del Gobierno en defensa de la unidad de España y la soberanía nacional.

Estatus

Rajoy era, en octubre, presidente del Gobierno de España. Albert Rivera y Pablo Iglesias, dos líderes de partidos emergentes cuyas formaciones gobernaban en coalición o habían permitido con su apoyo el gobierno en algunos ayuntamientos y autonomías, pero de cuya fuerza real en toda España aún no se tenía constancia clara. Ahora, en diciembre, Rajoy es un presidente en funciones, «el candidato del PP», como le llamó Iglesias con cierta displicencia. Pablo Iglesias representa al partido que se ha convertido en tercera, segunda y hasta primera fuerza política en algunas regiones españolas; y Rivera ha visto mermadas sus expectativas pero ha arañado una buena cantidad de votos y escaños al centro-derecha español.

Situación

En octubre, había en España un Gobierno en mayoría absoluta, y unas elecciones generales en ciernes -la quinta cita electoral del año. Ahora, las elecciones han dejado un panorama de fragmentación política que convierte en un puzzle de complicada ejecución cualquier intento de formar un gobierno estable.

Orden

Albert Rivera había sido llamado, hasta ahora, en primer lugar a los encuentros, sólo por detrás del líder oficial de la oposición, el socialista Pedro Sánchez. Pablo Iglesias era siempre el cuarto en ese reparto de fuerzas. Después del 20-D, los escaños han cambiado las posiciones: el primer partido es el PP, el segundo PSOE, el tercero Podemos y el cuarto Ciudadanos, y por eso su líder, Albert Rivera, fue convocado el lunes a la reunión con Rajoy después de Pablo Iglesias.

Duración

En ambos casos, Pablo Iglesias ha estado más tiempo charlando con Rajoy que Albert Rivera. La reunión de octubre comenzó a las 16.30 para Iglesias, y a las 18.10 ya estaba compareciendo ante la prensa, tras 1 hora y 15 minutos de encuentro; el 28 de diciembre, fueron algo más, en torno a 100 minutos, los que el líder de Podemos estuvo con el presidente en funciones. En cuanto a Rivera, en octubre estuvieron reunidos desde las 13.00 horas de la mañana y por espacio de una hora, mientras que este lunes se vieron desde mediodía y durante una hora y cuarto.

Vestimenta

El «look» de Rivera es más formal, dentro de la modernidad del corte de sus trajes, que el de Iglesias, más «casual». El máximo responsable de la formación naranja eligió un traje azul oscuro y una corbata con franjas burdeos en su cita de diciembre, mientras que en octubre optó por un traje azul también, pero de un tono más claro, y corbata gris. En ambos casos, con camisa blanca. Pablo Iglesias, menos interesado en el continente que en el contenido, llevaba este lunes un jersey beis con camisa gris y pantalón oscuro, mientras que en octubre se puso una camisa azul, remangada, con un pantalón vaquero.

Tono

Si en octubre Iglesias confesaba «no haber coincidido en nada» con Rajoy, el lunes apuntaba que «prácticamente en nada», un matiz de circunstancias, que no revelaba ningún acercamiento, como aclaró el propio político. En ambos casos, el tono de su charla fue «cordial y educado». También en el caso de Albert Rivera, aunque el carácter más encendido y apasionado de éste tal vez tenga peor encaje con la calma del presidente popular.

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