El PDECat se resiste a la OPA de la Crida ante un posible descalabro electoral

Se libra de fondo una batalla entre el independentismo posibilista y el frentista

El presidente del PDECat, David Bonvehí, con los diputdos Campuzano y Bel De San Bernardo

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Esta semana, con motivo de la firma del acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por los Presupuestos, fuentes del Gobierno señalaban a este diario su desconcierto ante la negociación que debe abrirse ahora con el PDECat dadas las dificultades de negociar con una formación en la que no hay un interlocutor claro: múltiples voces y muy pocas veces coordinadas.

Herederos de la antigua Convergència Democràtica -cohesionada en torno a un Jordi Pujol que mandaba con mano firme en «palau» y en el partido-, el actual PDECat es un partido descabezado, arrasado por el «procés» y con Carles Puigdemont tratando de lanzar con su nueva plataforma independentista Crida una OPA hostil para hacerse con lo que queda de la formación.

De fondo, y del mismo modo que pasa en el conjunto del independentismo, la pugna se libra entre los sectores más posibilistas, dentro del partido y partidarios por ejemplo de no imponer un ultimátum al Gobierno a la hora de negociar los Presupuestos , y los «juramentados» fieles a Puigdemont en su estrategia de confrontación y de «cuanto peor, mejor», mayormente el presidente Quim Torra y los diputados más exaltados de Junts per Catalunya, como es el caso del vicepresidente de la Mesa del Parlament, Josep Costa.

Heridos en su orgullo tras tanto maltrato de quien es aún miltante suyo, en el PDECat comienza a despertarse un sentimiento de autoafirmación, una reivindicación del partido tras reconocer que la situación actual no puede ser más calamitosa: ni controlan el Govern -ni Torra ni Elsa Artadi son militantes, por ejemplo-, ni controlan el grupo parlamentario de Junts per Cataluña -hecho a la medida de Puigdemont con independientes- y el grupo en el Congreso -quizás su última cuota de poder- es presidido por la puigdemontista Míriam Nogueras tras el golpe de mano que dio el expresidente el pasado julio.

Espoleados también por unos alcaldes que temen que en las próximas municipales ERC les pase por encima, la dirección del partido comienza a levantar la voz y reivindica algo tan básico como su propia supervivencia ante la estrategia personalista del huido a Bruselas.

Ayer mismo, el presidente del PDECat, David Bonvehí, auguraba «larga duración» a su partido y subrayaba que su intención no es «disolverlo» dentro de la Crida Nacional per la República, el movimiento de corte personalista impulsado por Puigdemont, Jordi Sànchez y Quim Torra.

Convención el 27 de octubre

En el partido se ve esta iniciativa como un intento descarado de OPA hostil. Buena parte de las discusiones que se vivieron en la reunión que mantuvo la dirección del PDECat el pasado viernes versaron sobre ello. En esta línea, y en declaraciones a Rac1, Bonvehí evitaba ayer avanzar cuál será el grado de integración en la Crida , que celebrará el próximo 27 de octubre su convención fundacional. En cualquier caso dejaba claro que el PDECat no acabará disuelto en una plataforma que se ve únicamente como un vehículo para que Puigdemont siga controlando al partido.

Aunque inicialmente se barajó la posibilidad de que la Crida se constituyese como una federación que aglutinase a diferentes formaciones independentistas de ideologías y sensibilidades diversas -el rechazo de la CUP y ERC fue rotundo-, sólo el PDECat, además de otras entidades menores mostraron interés.

De hecho, y a medida que han pasado las semanas, lo que tenía que ser una absorción se ha ido enfriando. En la conferencia política del PDECat del pasado julio, Puigdemont lograba defenestrar a Marta Pascal y sus fieles aprobaban una ponencia en la que llamaban a los militantes a integrarse en la Crida. Aunque en julio parecía que Puigdemont se había hecho con el control completo del partido y que éste tenía los días contados, desde entonces la formación se ha revuelto para no ser avasallada.

El hecho de que los impulsores de la Crida apostaran finalmente por registrarla como partido político se vio en el PDECat casi como una provocación, una amenaza de escisión, lo que llevó a muchos a entender la verdadera naturaleza de la Crida.

Asumiendo que la comunicación es nula -lo mismo sucede entre la Generalitat y el partido-, Bonvehí apuntaba ayer que esperará al 27 de octubre para saber «qué es la Crida». «La Crida estaba diseñada, al menos al principio, y deseo que así sea, como un paraguas para que el independentismo pueda hacer estrategia conjunta», afirmó Bonvehí, que argumentó que para partido ya está el suyo.

La inminencia de las municipales y la presión de los alcaldes se deja sentir. «No podemos abrir el melón, con dudas sobre si el PDECat en estos momentos debe desaparecer o no», aseguró el presidente de la formación.

En la reunión celebrada el viernes el partido acordó poner en marcha un grupo de trabajo de cara a las elecciones municipales que «prepare la maquinaria electoral del partido en coordinación con el resto de actores», apuntó Bonvehí, que confirmó que el PDECat se presentará bajo la marca Junts per Catalunya.

La otrora poderosa Convergència basaba en buena parte su poder en su potentísima red de alcaldes, una implantación territorial ya muy desgastada por el ascenso de ERC. En pequeñas y medianas ciudades, y más allá del tirón de cada cual, se temen que el electorado se desoriente ante tanta mutación desde que la antigua CDC renunció a sus siglas en favor del PDECat en julio de 2016. Son una sombra de lo que fueron.

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