Pablo Iglesias y Albert Rivera
Pablo Iglesias y Albert Rivera - ABC

¿A qué país debe parecerse España? De la Alemania que inspiraba a González a la Dinamarca de Rivera

Podemos y Ciudadanos toman como ejemplo a seguir Dinamarca, Suecia y Finlandia, pero por motivos distintos

Madrid Actualizado: Guardar
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En la España de la crisis y del paro, los dos partidos que han sabido aglutinar el malestar social quieren que España se parezca a los partidos nórdicos. Podemos y Ciudadanos, en los últimos meses, han puesto como ejemplo a Dinamarca, Suecia y Finlandia, aunque no por los mismos motivos.

Pablo Iglesias ha pasado de tener como referencia las políticas de Hugo Chávez en Venezuela a fijarse en Suecia. «Si España tuviera una persona de cada cinco, como tiene Suecia, en los servicios públicos, en lugar de una de cada diez, tendríamos más de tres millones y medio de empleo adicionales», dijo el líder de Podemos en una ocasión.

De Finlandia, Iglesias quiere copiar su sistema educativo, con sueldos más elevados y la valoración de la figura del profesor.

El líder de Podemos también quiere igualar el porcentaje del gasto público a los de los países nórdicos, que superan el 55 por ciento, para «proveer a los ciudadanos de unos servicios públicos accesibles y de calidad».

Igual que Iglesias se refirió directamente a Suecia, Ciudadanos lo ha hecho con Dinamarca. «Las opciones de España son Dinamarca o Venezuela», llegó a decir el responsable del área económica, Luis Garicano. De este país, el partido de Rivera se queda con su apuesta por abaratar los costes del despido, que ha propiciado una gran rotación de empleo de los trabajadores. Otra de las propuestas de Ciudadanos es invertir en educación y formación. Dinamarca es uno de los países de la OCDE con más gasto en educación y en políticas para formar a los desempleados.

¿Y cuando quien decía representar el cambio era Felipe González? ¿A qué país se querían parecer los socialistas en el 82? En la campaña previa a la primera mayoría absoluta del PSOE, al primer cambio de color en el Ejecutivo desde la reanudación de la democracia, Alemania, Suecia y Francia eran los países más mencionadas por el expresidente socialista.

El socialdemócrata Willy Brandt fue el canciller alemán hasta 1974. El apoyo —político y financiero— del SPD al PSOE fue clave para que González pudiera presentarse como una opción de Gobierno creíble. Otros dos referentes para los socialistas eran Olof Palme, que gobernaba en Suecia, y Bruno Kreisky, de Austria. Y François Mitterrand, al frente de la República francesa.

Ya como presidente, González intensificó las relaciones con América Latina, ya reformuladas por el Gobierno de Adolfo Suárez, y reforzó las relaciones de vecindad con Francia. Otro frente que tuvo que abordar el primer presidente socialista de la estrenada democracia eran las relaciones con Marruecos y Argelia.

En 1996 la victoria de José María Aznar puso fin a catorce años de gobierno socialista. Durante su campaña, el expresidente del PP se presentó como la opción tranquila ante un González que no siempre supo guardar las formas. Aznar garantizó que con él llegaría la regeneración y una nueva forma de hacer política. Con la retórica que ahora usa Iglesias, el expresidente del Gobierno criticó que los socialistas estaban encerrados en un búnker.

En su discurso de investidura, Aznar planteó la cuestión de Gibraltar como una prioridad y la exigencia del cumplimiento de sus obligaciones al Reino Unido. También reconoció que Iberoamérica constituía «una referencia prioritaria en la proyección exterior de España». Las relaciones con Estados Unidos, que tan intensas fueron en su segundo mandato, sobre todo a partir del atentado contra las Torres Gemelas en 2001, debían insertarse «en el marco de la nueva Agenda Transatlántica». Estas eran las referencias internacionales del presidente cuyo eslogan proponía una «nueva mayoría».

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