PINCHO DE TORTILLA Y CAÑA
Noche de terror
Las cabezas de Frankenstein y de otras nuevas elecciones se erguirán entre las sombras
Imaginemos por un momento que los susurros de las encuestas de última hora, los famosos «trackings» de los que todo el mundo habla pero casi nadie conoce, están en lo cierto. Ni el bloque de la izquierda ni el de la derecha tienen escaños suficientes para formar Gobierno . Empate técnico. En torno a los 155 escaños por cabeza. ¿Qué hacemos? El PSOE, que es el jefe de la tribu de la izquierda, quiso repetir las elecciones porque tenía el pálpito de que el nuevo escrutinio le haría crecer en detrimento de Podemos, y el PP fue su cómplice silencioso porque daba por cierto que Casado también crecería a costa de Ciudadanos y Vox.
¿Pero qué hacemos si se confirma que los dos se equivocaron? ¿Y si esta noche las caras más alegres, más allá de las sonrisas fingidas, son las de aquellos que deberían haberse desangrado en beneficio de los jefes de sus tribus respectivas y en cambio se han hecho más fuertes? ¿Y si Vox supera la barrera del 15 por ciento y empieza a barrer los últimos restos de las provincias pequeñas a diestro y siniestro para colocarse en el umbral de los 60 escaños? ¿Y si Pablo Iglesias se merienda a Errejón y se consolida como el único macho alfa a la izquierda del PSOE con un grupo parlamentario de más de 30 diputados? En ese caso, por favor, que alguien me lo diga, ¿qué diablos hacemos?
Imaginemos que Sánchez empeora, o en el mejor de los casos iguala, los resultados de abril. Y que Casado no solo no alcanza la barrera de los 100, sino que se queda en la frontera de los 90. Los dos creían que iban a saquear el granero de votos de Ciudadanos exhibiendo mensajes de moderación centrista y sin embargo, según los demóscopos, solo han sido capaces de atraer, entre los dos, a uno de cada cinco votantes de Rivera. El resto, o se queda en casa, o repite apuesta, o -sorpresa, sorpresa- se larga a Vox.
¿Cuándo se dará cuenta el PP de que sigue habiendo millones de votantes cabreados que no están dispuestos a volver bajo ningún concepto a la casa del padre que Rajoy dejó hecha unos zorros? ¿Cuándo se dará cuenta el PSOE de que los electores que abandonaron sus filas para apoyar a Ciudadanos se niegan a regresar mientras siga Sánchez en la sala de máquinas de Ferraz? El bipartidismo no resucita, de acuerdo . Supongamos que eso se confirma esta noche. ¿Y entonces qué hacemos? ¿Cómo salimos del maldito bloqueo?
Quien no quiera darse cuenta del cabreo supino que hay en España con la clase política -la más inútil y mediocre de cuantas han visto mis ojos- es que vive en Babia. En las tripas del último CIS, la única parte aprovechable del engendro de Tezanos, se nos cuenta que los niveles de descontento con la política y de preocupación por la situación económica vuelve a los niveles de 2013. ¿No fue entonces cuando se gestó la eclosión de Podemos? ¿Y nos extraña que se produzca ahora la de Vox?
España se polariza. Podemos sobrevive en la cuarta posición y Vox pasa a la tercera. El uno trata de atraer al PSOE a la radicalidad siniestra, y el otro hace lo propio con el PP en la esquina de la derecha. Muy bien, supongamos que esa es la foto de la noche electoral dentro de unas horas. ¿Qué hacemos? El PP dice que no facilitará la investidura del más votado aunque caigan chuzos de punta, el más votado -culpable máximo de que estemos así- dice que no quiere Gobiernos de coalición con nadie aunque se hunda el mundo, Podemos no renuncia a sentarse en el banco azul aunque la tierra deje de girar sobre su eje y Ciudadanos ya no pinta nada. Y, mientras tanto, los independentistas se frotan las manos. ¿Qué hacemos, por Dios? ¿Alguien lo sabe? Pincho de tortilla y caña a que esta noche nadie es capaz de sacarnos de dudas. La de hoy será una noche de terror . Las cabezas de Frankenstein y de otras nuevas elecciones se erguirán entre las sombras. ¿Qué monstruo asusta más de los dos?
