Curri Valenzuela

Los mensajes equivocados de los españolistas

Preguntado por cuántas naciones tiene España, Pedro Sánchez dijo que «España es una nación de al menos cuatro naciones». O sea, que gallegos, vascos y catalanes no son españoles y viceversa.

Curri Valenzuela

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Mariano Rajoy debió de sentirse ayer repentinamente contento de tener a Albert Rivera como socio de Gobierno. El presidente de Ciudadanos le expresó su «apoyo inequívoco» para que impida la celebración del referéndum catalán, el único líder de una formación política que le deja carta blanca para actuar cuando llegue el momento, el único con un mensaje muy claro.

El presidente del Gobierno recibió a Rivera en La Moncloa y se hizo fotos con él. Con Pedro Sanchez habló el día anterior, pero por teléfono: su relación no da para más. Rajoy consiguió del secretario general del PSOE un apoyo a lo que tenga que hacer para evitar el referéndum a cambio de aceptar que después se cree una comisión parlamentaria que revise el modelo autonómico. Una frase con la que quiere aplacar al PSC, pero que no sirve para nada: Junqueras , Puigdemont y no digamos los de la CUP luchan por alcanzar la independencia, no la modificación de su estatus autonómico.

Al poco de hablar con Rajoy, sin embargo, Sanchez volvió a ser fiel a su costumbre de pasar de la cal a la arena en pocos minutos. Preguntado por cuántas naciones piensa que tiene España, el político que ha patentado lo de la «plurinacionalidad» respondió que «todas las naciones son España». Pero la cosa no ha quedado en esa bella frase. El líder socialista matizó después que «España es una nación de al menos cuatro naciones» que, según él, son España, Cataluña, País Vasco y Galicia. O sea, que gallegos, vascos y catalanes no son españoles y viceversa.

En el Gobierno, el mensaje sigue siendo el que Rajoy repitió el lunes ante la dirección de su partido: el de que, llegado el momento, el Gobierno actuará con «inteligencia, tranquilidad y firmeza» para conseguir que el referéndum no tenga lugar. Un mensaje esperanzador que no vale para que el ciudadano se haga a la idea de lo que el Ejecutivo está preparando para cuando los integrantes del gobierno catalán firmen el decreto que convoca el referéndum. La postura oficial es la de que la consulta no podrá celebrarse por falta de urnas, censo, papeletas y locales, pero Puigdemont dice que ya tiene 6.000 urnas, Colau y otros ayuntamientos le van a prestar sus dependencias municipales y cada día que pasa parece mas verosímil que, aun con limitaciones, la votación se va a celebrar. Y en el propio seno del Gobierno cunde la preocupación de que quizás su mensaje, tan mesurado, no está siendo entendido por un electorado que quiere, cuanto antes, más firmeza.

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