Gobierno cínico

«La venta que está haciendo Sánchez de su papel en la cumbre europea del pasado fin de semana no es propia de locos ni de necios, sino de hipócritas.

Pedro Sánchez aplaudidoen la Moncloa por sus ministros al llegar de la cumbre europea ABC
Luis Herrero

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Los locos y los estúpidos , siendo estirpes distintas, viven fuera de la realidad, pero no fabulan a conciencia. Cuentan las cosas como las ven. Farouk de Egipto, en plena pesadilla, fue al zoológico de El Cairo y mató a todos los leones que le acechaban en sueños porque estaba convencido de que la amenaza era real. Chamberlain volvió de Munich en olor de multitud creyendo que había apaciguado la ferocidad de Hitler y un año y medio después tuvo que salir del Gobierno en plena guerra por la puerta falsa. Ambos creyeron que hacían lo correcto. La locura y la necedad son compatibles con la coherencia . El cinismo, no. El cínico es un truhan que actúa con falsedad y desvergüenza.

La venta que está haciendo Sánchez de su papel en la cumbre europea del pasado fin de semana —y de los resultados obtenidos tras cuatro días de funambulismo diplomático en el filo de la navaja — no es propia de locos ni de necios, sino de hipócritas. Cotéjense los análisis más rigurosos de los expertos —cualquiera de ellos— con el argumentario oficial de los voceros monclovitas y saltará a la vista la descripción de las dos caras opuestas de la luna. Es un hecho palmario que ni la cuantía de las subvenciones del fondo de recuperación , ni su condicionalidad, ni menos aún los filtros de mayorías cualificadas establecidos para acceder a ellas, formaban parte del catálogo de objetivos que se había marcado el Gobierno. Y sin embargo, Sánchez ha vuelto de Bruselas como si fuera e l coloso que ha doblegado la terquedad norteña hasta obtener el último céntimo que pretendía. Cualquiera diría, al oír su relato, que en lugar de haber desempeñado el papel de presidente del «país problema» haya sido el artífice principal del acuerdo más ambicioso en la historia reciente de la Unión Europea.

Ovación entusiasta

El aplauso que le dedicaron sus ministros en el Palacio de La Moncloa , con Iglesias como palmero mayor de la ovación entusiasta, es uno de los actos más desvergonzados que ha puesto en escena la maquinaria propagandística del sanchismo tras su desembarco en la playa del poder. Que el gran derrotado de la cumbre se haya dejado pasear a hombros por su cuadrilla, al ritmo jubiloso del We Are The Champions, no solo pone de manifiesto que es víctima de un acceso enfermizo de egolatría, sino también una firme voluntad de engañar a la opinión pública convirtiendo sus deseos frustrados en expresión de una realidad que solo existe en la calentura de los delirios oficiales.

La verdad, al menos como yo la veo, es que el acuerdo firmado por los 27 es bueno para España, porque supedita las ayudas a una política económica sensata, y mala para los intereses electorales de la izquierda que se sienta en el banco azul. Pablo Casado tiene razón cuando dice que Sánchez, después del acuerdo comunitario, tendrá que elegir entre cumplir con Europa o con sus socios de coalición. La solemne estupidez de que los términos del pacto son compatibles con la investidura que suscribieron PSOE y Podemos no se convierte en cierta por mucho que Iglesias la cacaree como un gallo picón. Ni la condicionalidad es blanda, como él dice, ni cabe una política sin ajustes. O no se ha enterado o se hace el loco , pero el objetivo prioritario de los Frugales, con Alemania a la cabeza, ha sido en todo momento el de imposibilitar que un país como España, demasiado grande para caer, remedara las políticas social-comunistas de la infausta experiencia de la Grecia de Varoufakis . De ahí su empeño por condicionar la entrega de las ayudas, hasta convertirlas en un sibilino rescate encubierto donde los hombres de negro serán los propios españoles. Si Sánchez hiciera caso a su socio de coalición y presentara en Bruselas unos Presupuestos suscritos por la mayoría Frankenstein, los f renos de emergencia pactados en la cumbre se activarían automáticamente. Lo sabe hasta el apuntador. Aunque quiera disimularlo con absurdos brindis al sol , Iglesias es consciente de que si quiere seguir a la sombra del poder no tendrá más remedio que aplaudir un acuerdo presupuestario con Ciudadanos. Pincho de tortilla y caña a que en septiembre la incompatibilidad cambia de destino .

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