El joven preso confesó a la Policía haber agredido al profesor fallecido en Oviedo

La juez debe decidir si el suceso responde a un caso de homicidio doloso o imprudente

David Carragal, el profesor fallecido después de ser agredido en Oviedo ABC | Vídeo: Cudillero llora a David Carragal (ATLAS)

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Un maestro murió en Oviedo. Fue el pasado lunes cuando David Carragal, un profesor de 33 años, falleció después de permanecer hospitalizado desde el día 11. Aquella madrugada, la última de las fiestas de La Florida, cayó desplomado después de que Jorge Cue, un joven futbolista de 18 años, le pegara una patada en la zona alta de su cuerpo . El debate que ahora está sobre la mesa de la juez que instruye el caso es decidir si el homicidio fue doloso o imprudente.

La defensa del joven futbolista, y de las otras dos personas que aquella noche le acompañaban en el momento del suceso -otro hombre de 18 años años y un tercero de 19-, argumenta que se trata de un caso de homicidio imprudente; mientras que la juez titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo le envió a prisión de forma preventiva por los hechos que se le imputan.

Gabriel Cueto, abogado defensor, asegura a ABC que su cliente no obró, al agredir a Carragal, con intencionalidad alguna. De hecho, revela que el propio joven fue quien confesó a la Policía haber dado una patada aquella noche al profesor fallecido. Este dato resultó fundamental para los investigadores puesto que, como expone el letrado, el resto de testigos declararon no haber visto la patada y, acto seguido, ratificaron esta declaración, que el preso también hizo ante la juez del caso.

El incidente

La noche del 11 de junio, última jornada de las fiestas de La Florida, Cue y sus dos amigos se cruzaron con Carragal , que iría acompañado de varias amigas. Según la versión de Cue y sus compañeros, un cruce de miradas entre ambos grupos habría propiciado el encontronazo entre el futbolista y el maestro. Después habrían salido corriendo. La hipótesis que defiende la familia del fallecido, y que recogió en sus páginas «El Comercio», habla de que los tres jóvenes se habrían acercado a Carragal para pedirle un cigarro. Como el profesor no fumaba, no se lo pudo dar por lo que, a partir de ahí y según esta versión de los acontecimientos, el profesor habría sido víctima de una paliza.

Los datos de la autopsia que han trascendido apuntan a que el cuerpo del profesor presentaba dos golpes : uno a consecuencia de la patada y otro en la zona parietal izquierda de la cabeza, fruto del impacto contra el suelo al caer. No se descarta que alguna de las partes proponga ampliar el informe forense en materia toxicológica para aportar más datos a la instrucción de un caso que ha golpeado a la sociedad asturiana y que le ha costado una polémica al alcalde de Oviedo.

«Lo del otro día fue un accidente. Estoy seguro que los tres chavales no querían llegar a ese final, pero, por desgracia, el final fue trágico. Estoy seguro que estarán pesarosos de haberlo hecho. Unas copas, un poco de discusión y al final mira cómo acabó esto; que no vuelva a pasar», dijo Alfredo Canteli (PP), que ayer tuvo que rectificar: «Nunca he pretendido minimizar la gravedad de lo sucedido, ni mucho menos, exculpar a los responsables».

«Un chico formidable»

Desde que Carragal falleció se han sucedido las muestras de cariño hacia su figura. Es el caso de las cartas abiertas escritas por sus familiares y amigos a modo de despedida. «No quiero que David se vaya sin que todo el mundo sepa que era un chico formidable que sabía respetar y escuchar la opinión de sus padres, valores que parece estar perdiendo esta sociedad que estamos creando», se podía leer en una de estas misivas, que también reclamaba medidas a los gobernantes y a aquellos que elaboran las leyes: «No podemos permitir que algunos miembros de la sociedad traten la vida como si de un videojuego se tratara en el que los asesinos no tienen castigos. La familia, los amigos y el resto de la población pedimos justicia». El abogado defensor no rehúye en ningún momento la responsabilidad que tiene su cliente y considera que Cue tendrá que responder por lo que ha hecho. «Pero no hubo dolo ni maldad», insiste el letrado.

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