Del insomnio a la amnesia, Pedro Sánchez olvida al Partido Popular

No hay plan B hasta que la apuesta inicial no fracase y no se negocia con Cs ni PP

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, vota en la consulta a la militancia del PSOE sobre el acuerdo de Gobierno de coalición con Podemos, en Madrid (España) EFE
Víctor Ruiz de Almirón

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Prometió Pedro Sánchez durante la campaña electoral que se dirigiría a todas las fuerzas políticas para intentar desbloquear la situación. No ha cumplido. El 13 de octubre el PSOE trasladó a los medios su «plan para avanzar y vencer el bloqueo» , que en su punto primero afirmaba: «En el plazo de 48 horas presentará una propuesta a cada fuerza con el objetivo de formar en un mes un gobierno progresista, unido y coherente en los grandes temas nacionales y que no dependa de los votos independentistas».

Una propuesta a cada partido. No depender de los votos independentistas. Cuando se cumplen dos semanas de la celebración de las elecciones esos compromisos se derrumban como un castillo de naipes . Su rápido entendimiento con Podemos hizo que se olvidase el contenido concreto de su compromiso: dirigirse a todas las fuerzas para llegar a diferentes acuerdos y sacar adelante la investidura y la gobernabilidad. Queda claro en ese documento, pero Sánchez lo especificó días después en una entrevista previa a las elecciones. Se comprometió ese día de nuevo a que en 48 horas «las fuerzas políticas democráticas nacionales» especificando que se refería a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos y asegurando que «van a tener una propuesta para desbloquear la situación en nuestro país y abordar con garantías la gobernabilidad».

La realidad es que Sánchez afronta esta próxima semana con un acuerdo cerrado con Podemos y sin rechazar la mesa de negociación que pide ERC. Todo lo contrario, en los próximos días los contactos con los independentistas se acelerarán. La mesa de negociación reclamada por la formación de Oriol Junqueras no constituye un impedimento . Al contrario, diferentes fuentes consultadas en las últimas semanas creen «un avance» que esa sea la única condición de ERC para sustentar su investidura y no el referéndum o cuestiones relacionadas con los presos.

Aunque desde La Moncloa insisten en declararse «optimistas» sobre el desarrollo de los acontecimientos también hay quien alerta de que «ERC ya ha dado muchas muestras de no poder hacer lo que quiere hacer». Pero la fórmula por la que Sánchez apuesta es innegable. De meter en campaña la posibilidad del 155 o la Ley de Seguridad Nacional a la mesa de negociación sin pestañear. Superadas las consultas de estas formaciones, la de ERC se celebra mañana, los contactos se acelerarán en el formato de tres negociadores por partido con Adriana Lastra y Gabriel Rufián al frente.

La llamada a Cs, muy genérica

Sánchez olvida así su compromiso de no depender de los independentistas. Sus únicas apelaciones a PP y Cs han sido para que entreguen sus votos sin acuerdo alguno para sustentar el pacto con Unidas Podemos. Pero ni siquiera se ha incorporado a estos dos partidos en la ronda de contactos de Lastra.

Sí hubo una llamada la pasada semana de la vicepresidente Carmen Calvo a Inés Arrimadas, líder de facto de Cs, que ambas partes describieron como muy genérica. La negociación está centralizada en Lastra, que reporta directamente a Sánchez y s e reivindica de nuevo como figura de confianza del presidente . Desde el PSOE explican que esa llamada fue de cortesía por parte del Ejecutivo al rostro visible y futura líder de Cs en una situación interina. Fuentes cercanas a Sánchez lo dejan claro: «No la llama Adriana porque no es una negociación».

Es palpable que los llamamientos de los portavoces oficiales para que Cs vote a favor de un acuerdo que incluye a Podemos y necesita a PNV son pura retórica para hacer leña del árbol caído. Los que sí demandan que se cuente con la colaboración de Cs o incluso del PP muestran ya su resignación. «Nosotros no podemos hacer más», lamentan desde una de las federaciones más activas en reclamar que la investidura no dependa de los independentistas.

«No hay plan B»

La próxima semana, salvo que algo no previsto, se desarrollarán los primeros contactos con ERC con el debate sobre cómo dar forma a la mesa de negociación en el centro de la discusión. Fuentes socialistas dejan claro que «no hay plan B» incluso desacreditan informaciones emanadas desde Moncloa en referencia a acercamientos a la derecha para sacar la investidura. Y no creen que haya contactos con el PP a corto plazo: «Por ahora no».

De hecho, se descarta para la investidura: «Eso no es que no sea un plan B, es que es un plan sub Z», dicen. La sensación que se traslada es que eso solo se produciría si se constata el fracaso de la primera opción. Nunca antes. Y solo para evitar terceras elecciones. Ante la constatación de haber sufrido un castigo electoral por no llegar a acuerdos tras el 28-A, Sánchez ha preferido blindar su vía natural con un acuerdo con Podemos , aunque con ello ha olvidado sus promesas de centralidad y ha vuelto a quedar con la vía de la moción de censura como única opción para sobrevivir.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación