Iglesias presiona a Carmena para que acompañe a Errejón

La alcaldesa de Madrid exige para presentarse autonomía en la confección de la lista

Mayte Alcaraz

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En silencio, Íñigo Errejón ha desembarcado en la Comunidad de Madrid. Sigue siendo diputado en el Congreso, pero con un perfil muy bajo. Desde que Pablo Iglesias lo defenestrara de la Portavocía parlamentaria y nombrara a Irene Montero, el exnúmero dos ha reservado sus intervenciones para las comisiones sobre corrupción y, fundamentalmente, las que afectan a Madrid. Fue el encargado de interrogar a la delegada del Gobierno en la capital, Concepción Dancausa, sobre el caso Mercamadrid. Ha pactado con su antiguo amigo y jefe no hacer ruido en el debate nacional, aunque su oposición a la estrategia de Podemos en Cataluña es un secreto a voces.

Iglesias ha trasladado a su equipo su estrategia: que Manuela Carmena e Íñigo Errejón acudan juntos a las municipales y autonómicas el próximo año no es una necesidad, es una exigencia. El secretario general de Podemos ha iniciado su enésimo acercamiento a la alcaldesa de Madrid para reclamarle su compromiso con las siglas populistas. Según fuentes de este partido, la regidora madrileña continúa exigiendo «autonomía» para elaborar la lista electoral, en las antípodas del papel que jugó en 2015 como «mera figura decorativa». Ese rol le ha complicado la gestión de manera indudable. Hasta cinco concejales críticos (Mauricio Valiente, Yolanda Rodríguez, Rommy Arce, Montserrat Galcerán y Pablo Carmona) siguen siendo chinas en el zapato en el Ayuntamiento, por no hablar de Sánchez Mato y Guillermo Zapata, apartados de sus funciones. De hecho nueve de los veinte ediles de Ahora Madrid discrepan de que Iglesias y Carmena sean los que decidan los nombre del cartel de 2019. Y piensan plantar batalla.

El líder de Podemos comunicó hace unos días a Errejón que un «ticket» electoral en Madrid compartido con Carmena multiplicaría las opciones de triunfo toda vez que visualizaría un cartel de consenso, casi transversal, con Ahora Madrid y Podemos juntos, solo refutado por la corriente Anticapitalista, a la que el propio Errejón tendrá que enfrentarse en primarias. Si consigue imponerse al ala más radical de Podemos, Errejón aspira a convertir su campaña en un duelo con Cristina Cifuentes, eliminando a los demás contendientes. La formación morada sabe que la capacidad de arrastre del candidato socialista, Ángel Gabilondo, si es que repite, es muy limitada dado su bajo perfil durante la legislatura. Además, los cálculos de Podemos excluyen de cualquier posibilidad de triunfo al aspirante de Ciudadanos, Ignacio Aguado, al que ni el buen ciclo de Rivera a nivel nacional salvaría de la derrota. A lo más que optaría, aseguran en Podemos, sería a revalidar su condición de «muleta» del PP. Por tanto, las cartas sólo las jugarían la actual presidenta y Errejón.

En reuniones recientes, Iglesias ha confesado que sin el trampolín territorial de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid sus opciones de recuperar tirón electoral son mínimas. «Estaría muerto», aseguran en su entorno. Por eso, es primordial para el líder de Podemos recuperar el aliento en mayo de 2019, con un año por delante (si Mariano Rajoy no adelanta elecciones) de volver a presentarse como la opción de izquierdas más viable, por delante del PSOE. En Podemos hay quien apuesta ya por la retirada de Iglesias si Carmena y Errejón no retienen la capital y conquistan la Comunidad, respectivamente, ante la perspectiva de un batacazo en 2020 mayor que el de las últimas generales (donde se perdieron más de un millón de votos) y las autonómicas catalanas (con su marca local en mínimos históricos).

Tras la guerra que libraron en Vistalegre-2, Iglesias y Errejón han reconducido su relación política, mientras la personal nunca ha vuelto a ser la misma, según las mismas fuentes. No obstante, el aislamiento del antiguo portavoz es un clamor dentro del grupo parlamentario, circunstancia que el candidato autonómico ha aprovechado para recorrer la Comunidad de Madrid y «empaparse» de los retos autonómicos. Dicen en su entorno que es «su último refugio», toda vez que no ha tenido opción a hacerse con el control orgánico del partido en la capital, en manos de Ramón Espinar y del exjemad, José Julio Rodríguez, vencedor de las recientes primarias y el recambio de Carmena si la alcaldesa no cede a las presiones de Iglesias, con el que mantiene una tensa relación.

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