El funeral

El resumen del catalanismo político es un empate entre su cobardía, su cursilería y su incompetencia

Independentistas se manifiestan en la plaza de Sant Jaume de Barcelona en apoyo a los cdr detenidos EFE
Salvador Sostres

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Ayer se celebró en Barcelona el funeral de Juan Brotons Gimeno. Fue mi pediatra y me acompañó durante muchos años más. Entendía al niño como futuro ciudadano y al hombre en toda su dignidad. Era un gran lector -adoraba a Celaya-, un escritor notable, un firme partidario de la alegría y en mis años más dispersos me advirtió muy seriamente del peligro de los nacionalismos.

Antes del oficio, mi esposa se sulfuró por una conversación sobre los CDR con la señora de Gispert, hija de un gran cliente de Semon de cuando todo esto todavía era nuestro. Se marchó desairada sin esperar ni a que llegara Joan, uno de los hijos de mi pediatra, que es a su vez el pediatra de mi hija y a quien habíamos ido a acompañar. El espejo empieza a sentar mal a los independentistas y es una lástima que el narcisismo con que el independentismo se llama a sí mismo «pacifista» no lo haya tenido a lo largo de su historia para realmente serlo.

Companys armó a sus partidarios para que defendieran su golpe de Estado . Terra Lliure mató poco pero porque eran idiotas y no porque no tiraran «ni un solo papel al suelo»; y la CUP tiene sus orígenes en la PUA (Plataforma d’Unitat d’Acció), un invento de Batasuna de los años 90 por ver si podían franquiciar un terrorismo de baja intensidad fuera del País Vasco: David Fernández fue entonces su enlace y le llamaban «el chófer de ETA» porque guiaba a Otegui en sus visitas a Barcelona. Hay que decir -y esto tiene que ver con el fracaso de Terra Lliure- que la conclusión de ETA fue que los independentistas catalanes no eran, por demasiado burros, de fiar, y a los comandos que mandaban a mi tierra les recomendaban fiarse de okupas y demás antisistema para abastecerse y esconderse. El resumen del catalanismo político es un empate entre su cobardía, su cursilería y su incompetencia, todo mezclado con una perenne tentación violenta que más que al IRA o a ETA se parece al niño que rompe el plato cuando no le dan más cerezas.

Tomar el Parlament como respuesta a la sentencia del Supremo era el objetivo de los rebeldes y ha sido abortado. Y aunque es cierto que la finalidad de los explosivos fabricados por los CDR no era tanto asesinar como sabotear instalaciones estratégicas y comunicaciones, la definición de terrorismo en España es cualquier acto violento con la intención de alterar el orden o la Constitución . De modo que si al independentismo no le gusta que le acusen de terrorismo haría bien en dejar de practicarlo.

El primer paso de la vida adulta es pactar con la realidad y no hay nada más real que un Estado y su apabullante maquinaria. El segundo paso -además de una hermosa metáfora procesista- es haber dado el pésame antes de marcharse del funeral.

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