España, el país donde «nadie se entiende»

En vísperas de las elecciones legislativas del 6 de octubre, Portugal llama a no reproducir el bloqueo de la política española ni la incapacidad para pactar

Antonio Costa, primer ministro de Portugal EFE
Francisco Chacón

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Mientras en España ya se prepara la precampaña para las elecciones de última hora del 10 de noviembre, en Portugal se avecinan las inminentes legislativas del 6 de octubre . Y la sorpresa es que el volátil rumbo de la política española se ha colado en la estrategia para evitar la parálisis que bloquea «el país donde nadie se entiende».

Esa es la percepción actual de España al otro lado de la frontera, en vista de que las altas exigencias de la izquierda radical han derivado en la incapacidad (o, mejor dicho, la falta de voluntad) para pactar. «No lleguemos a ese punto», decía solo unos días atrás el primer ministro socialista, Antonio Costa, a quien las alabanzas de Pedro Sánchez no parecen hacerle mella .

La escena política lusa no entiende cómo es posible que se hayan convocado los cuartos comicios generales en España a lo largo de estos cuatro últimos años. Y, sobre todo cómo son posibles tantas idas y vueltas para desembocar en la más rotunda incomunicación política, en un diálogo de sordos que no esconde sino anteponer las ambiciones propias por encima del interés de todos.

Dos años y medio lleva el Partido Socialista en el poder en Lisboa… y sin haber pasado por las urnas, pues basta recordar que accedieron al Palacio de Sao Bento a través de una moción de censura contra el conservador Pedro Passos Coelho en diciembre de 2015.

Y no, no ha habido una coalición… sino una «geringonça», esto es, pactos [sí, esa palabra que parece proscrita en Madrid] puntuales con el Bloco de Esquerda y/o los comunistas, dos formaciones que en ningún momento han reclamado un solo ministerio como moneda de cambio.

«Si no conseguimos un resultado contundente, sería incomprensible que Portugal cayera en una situación a la española… y sería incomprensible poner en cuestión nuestra estabilidad justo ahora que todos aspiran a reproducir un gobierno a la portuguesa», ha declarado Antonio Costa, con el telón de fondo de su anhelo de una mayoría absoluta.

Y como sus dos socios le han dejado tirado en más de una ocasión, tampoco le duelen prendas para sustentarse en el voto de apoyo de los conservadores , única fórmula con la que han podido sacar adelante determinadas medidas. Para el primer ministro luso, solo hay dos opciones con la vista puesta en las inminentes citas electorales: o un PS fuerte o «un PS débil en medio de una situación de ‘impasse’ a la española».

También influye en su estrategia que sus adversarios se han embarcado en una campaña de «todos contra uno» de aquí al 6 de octubre, tal cual comienza a manifestarse en esta carrera que ya ha iniciado la cuenta atrás.

Pero primero han de ensayarse las nuevas maniobras en las elecciones de Madeira, única región autónoma existente en Portugal además de otro archipiélago: el de las Azores.

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