El dilema de Sánchez: dos semanas para elegir entre ERC y Ciudadanos

«Si no hay mesa de negociación, no hay legislatura», amenaza Oriol Junqueras

Sigue la comparecencia de Pedro Sánchez en directo

Los portavoces de ERC y el PSOE en el Congreso, Gabriel Rufián y Adriana Lastra, a mediados de febrero Ángel de Antonio

Miquel Vera y Gregoria Caro

La patada hacia delante de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias aprobando la quinta prórroga del estado de alarma de la mano de Ciudadanos ha sacudido el bloque dibujado en el Congreso desde la moción de censura de 2018. El acercamiento entre el Gobierno y la formación de Inés Arrimadas disgusta, especialmente, a ERC y al PN V. Pero también incomoda a Unidas Podemos.

Esquerra no dudó ayer en expresar su malestar en forma de amenaza. «Si no hay mesa de negociación, no hay legislatura», afirmó el líder republicano Oriol Junqueras, preso en Lledoners (Barcelona), en una entrevista en Telecinco. Horas después, Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, concretó el plazo de la advertencia : dos semanas para que el Gobierno elija entre Ciudadanos o Esquerra.

Los republicanos temen que el acercamiento entre el Gobierno y Ciudadanos (que cuenta con diez valiosos diputados en el Congreso) acabe orillando la posición «central» que tiene Esquerra en el sistema de alianzas del Ejecutivo. Con Sánchez más cerca de Arrimadas también consideran que peligra la «mesa de diálogo» Estado-Generalitat que acordaron con el PSOE y Unidas Podemos a cambio de sus votos en la investidura. Perder ese espacio supondría una humillación para la estrategia «negociadora» de ERC en clave catalana que Junts per Catalunya no dudaría en rentabilizar. Un desgaste que Junqueras no quiere permitirse con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, aunque aún sin fecha. «El Gobierno ha escogido lo fácil. No tememos nada porque siempre cumplimos con nuestros acuerdos. Quien debería temer es el Gobierno, porque hemos visto estos días que firman pactos que después desdicen», aseveró Junqueras.

Según el exvicepresidente Carles Puigdemont, Sánchez e Iglesias optaron por no respaldarse en ERC en la prórroga votada el miércoles porque las medidas que proponían los soberanistas eran más sociales. Con todo, Junqueras niega que en ningún momento se llegara a cerrar un pacto con el Ejecutivo .

Por su parte, al término del Consejo de Ministros extraordinario de ayer, la ministra portavoz, María Jesús Montero, lamentó que ERC votara «no» después de entrar en una dinámica de «negociación imposible» con la esperanza de que la «responsabilidad» de otros partidos «salvara la prórroga». La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, fue la representante del PSOE en esta última negociación de la alarma sin éxito con el grupo republicano.

«Quince días»

Poco después de que Junqueras planteara su «ultimátum» al Gobierno, Rufián entró en escena poniendo negro sobre blanco el margen de tiempo que tiene Sánchez. Le dio dos semanas, exactamente el tiempo que falta para que caduque la prórroga vigente y el Gobierno tenga que volver a las Cortes a pedir apoyos para una última extensión. «Diez votos seguros de la derecha a cambio de más banderas o trece votos republicanos de izquierdas a cambio de más ayudas sociales. Ese es el único dilema», escribió el portavoz de ERC en Madrid en su cuenta de Twitter. «Quince días para escoger», zanjó.

Esquerra lanzó su órdago aprovechando uno de los momentos de mayor debilidad del Gobierno. Su «ultimátum» llega con La Moncloa sumida en el caos desatado por el acuerdo estéril con Bildu para derogar la reforma laboral impulsada por Mariano Rajoy en 2012 , un pacto bajo la mesa que dinamitó, también, la confianza con el PNV de cara a la próxima votación. Con autorización de Sánchez, el documento fue suscrito por los portavoces Adriana Lastra (PSOE), Pablo Echenique (UP) y Mertxe Aizpurua (EH-Bildu).

En un escenario de debilidad parlamentaria, el Gobierno jugó mal sus cartas negociando con la antigua Batasuna una cuestión de enorme calado económico y social . Acabó reculando con un comunicado forzado por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. En resumen, el fracaso de una operación que ejemplifica los esfuerzos del PSOE por demostrar a ERC que no depende, solo, de sus votos, como quedó demostrado en la extensión de estado de alarma.

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