Una ciudad «fantasma» y una carrera para abandonar África

Parte de los inmigrantes que fracasaron en el salto denuncian haber sido devueltos «en caliente»

Una calle vacía ayer, con motivo de la fiesta del Cordero, en la localidad fronteriza de Castillejos ABC

Ahmed Biyuzan

Alrededor de las 7.30 horas, el imán de la mezquita de Castillejos, la primera ciudad marroquí más allá de la frontera con Ceuta, anunció que realizaría la oración del Eid al-Adha, festividad del Cordero para los musulmanes y día grande que celebrar en familia. El momento lo aprovecharon tres centenares de inmigrantes subsaharianos que durante las últimas semanas merodeaban entre la ciudad y la valla . La fecha estaba marcada . Sabían que las calles iban a estar vacías y que los efectivos del ejército marroquí dispuestos en las inmediaciones del perímetro fronterizo iban a ser menos que en circunstancias normales.

En la memoria de los subsaharianos estaba el «éxito» de los 602 inmigrantes africanos que lograron entrar hace poco menos de un mes en Ceuta en el, hasta la fecha, salto más numeroso del verano. La situación en Castillejos, por otro lado, no era la mejor para los sin papeles varados, que en las últimas jornadas denuncian haber visto cómo otros compañeros eran subidos a autobuses por las fuerzas marroquíes con el objetivo de que abandonaran el lugar con destino a otras ciudades del sur del país situadas a más de mil kilómetros: Tiznit y Uarzazat, desde donde tienen que volver a reiniciar su travesía.

Para evitar este contratiempo, los inmigrantes partieron a primera hora, pero algo más tarde que de costumbre, hacia la valla. No todos lograron sortearla . De hecho, sólo 116 de los 300 están hoy en Ceuta . El destino del resto fue diverso en virtud de la si les sonrió o no la fortuna.

Los que sufrieron heridas fueron hospitalizados en Castillejos, donde los subsaharianos criticaron la «violencia excesiva» de las fuerzas marroquíes . Dos migrantes, incluso, tuvieron que ser evacuados hasta el centro hospitalario regional de Tetuán a consecuencia de la gravedad de sus cortes. Aquellos que resultaron indemnes, por su parte, se organizaron en torno al hospital de Torrijos. En uno de estos corrillos, varios subsaharianos aprovecharon la presencia de periodistas para denunciar que habían sido víctimas de una devolución «en caliente». Aseguran que cruzaron las líneas fronterizas en el intento, pero añaden que las fuerzas españolas los entregaron a las autoridades marroquíes.

Los más precavidos aprovecharon el día de fiesta para no llamar la atención y esconderse para no ser descubiertos y subidos a esos autobuses que les separan de su objetivo: dejar África.

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