ANÁLISIS

El bloque constitucional se rompe

El PSC volverá a su casilla de salida con su soberanismo edulcorado de «catalanismo soft» para propugnar una «nación de naciones»

Junqueras y Puigdemont, en una imagen de archivo AFP
Manuel Marín

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De hoy en una semana deberán haberse configurado las candidaturas al nuevo Parlamento catalán y habrán emergido los cabezas de lista de cada partido. Ya se ha confirmado que no habrá una gran coalición independentista porque el acta de defunción de Junts Pel Si parece bien certificada. La pétrea unidad del separatismo ha sido una quimera desmontada en tres semanas por el artículo 155 de la Constitución y por la suelta de la perdiz electoral del 21 de diciembre. La consecuencia ha sido devastadora para el diseño que habían hecho Puigdemont y Junqueras junto a la CUP de una república catalana separada de España, y la ruleta vuelve a girar con varios jugadores arruinados y en retirada. El primero, probablemente, Puigdemont, que deberá afrontar un delicado futuro penal que agrava cada día que transcurre sin entregarse a la Justicia española desde su grotesco refugio de Bélgica.

ERC jugará sus cartas con Oriol Junqueras que, de momento, y salvo cambio de criterio judicial o asunción por su parte de la autoridad constitucional impuesta por el artículo 155 como señal de renuncia expresa a la independencia unilateral, será un candidato entre barrotes. Es previsible que en próximos días modifique su estrategia procesal, como el resto de antiguos consejeros encarcelados, y admita, como Carme Forcadell , que la declaración de secesión era solo una muestra retórica de un deseo simbólico. Es el precio para recobrar la libertad y poder hacer campaña. Nunca perderá el aura separatista, pero deberá afrontar las vías legales para intentarlo… y no conseguirlo nunca. El engaño masivo del separatismo se mantendrá en la nueva legislatura, pero ya nadie dudará de la incapacidad manifiesta del nuevo Gobierno que se forme para plantear más órdagos. Junqueras ha roto con Puigdemont, y no es una mala noticia.

«No habrá bloque constitucional porque al PSC el artículo 155 le produce erisipela. Y el PP, más aún»

Sin embargo, en el horizonte aparecen nubes de oportunismo e indicios evidentes de retorno a errores pasados. El PSC ha descartado sin matices su vinculación orgánica al bloque constitucional. No conformará una alianza virtual que, llegado el caso y los votos, permitiese investir presidenta a Inés Arrimadas . En comicios anteriores, el PSC incluía en su programa electoral el «derecho a decidir» como reclamo, y no es novedoso que muchos de sus dirigentes y alcaldes son abiertamente soberanistas. Independentistas. Pese a haber roto en el Ayuntamiento de Barcelona con Ada Colau , hay quien intuye una estratagema fingida de desentendimiento para después fraguar una posible mayoría con una ERC «reconducida» y con la marca catalana de Podemos vencedora del cisma interno. No habrá bloque constitucional porque al PSC el artículo 155 le produce erisipela. Y el PP, más aún. El PSC volverá a su casilla de salida con su soberanismo edulcorado de «catalanismo soft» para propugnar una «nación de naciones». La prueba del nueve: Carmena y el PSOE no romperán en Madrid, y el PSC rechaza a Ciudadanos y el PP, pero corteja a ERC. ¡Qué poco dura la lección aprendida!

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