Ir por ir

Rajoy acudirá a la investidura con el rechazo expreso de Sánchez y Rivera, que anteponen sus egos al interés general, en un momento en que deberían contribuir a la formación de un Gobierno estable y fuerte, que haga frente al gravísimo desafío catalán. Es de suponer que lo que busca el presidente en funciones es utilizar el debate para ofrecer una imagen de sentido de Estado y responsabilidad, frente a unos adversarios sin altura de miras. ¿Sirve para algo ese viaje sin al final no suma los votos necesarios? Pues le servirá a modo de precampaña electoral.

O se produce un milagro (o una gran llamada al orden a Sánchez por parte de la gente sensata que aún queda en su partido), o habrá terceras elecciones.

En contra de la salmodia de moda, que asegura que los nuevos comicios serían una catástrofe, cabe preguntarse si no serían mucho mejor que intentar avanzar con un Gobierno que, si llega a nacer, que es muy difícil, lo haría cojo y maniatado.