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Ada Colau y Pablo Iglesias, en una imagen de archivo - efe
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Podemos y la confluencia regional: el resto de actores endurecen sus condiciones

Las mareas gallegas quieren grupo propio en el Congreso y una coalición independiente, mientras Colau eleva las exigencias para dar su apoyo a una lista conjunta en Cataluña

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Rotos los contactos con IU, Podemos pone el foco ahora en los territorios en los que aún espera acuerdos para no concurrir en solitario a las elecciones generales y donde las alianzas se empezaron a forjar antes del verano. Galicia o Cataluña son algunas de las regiones donde los pactos ya estaban casi cerrados, y donde la ruptura con Alberto Garzón ahora los complica. Además de las condiciones de sus protagonistas.

Los acuerdos políticos están prácticamente cerrados, pero no cómo se constituirá el enlace en términos jurídicos. Podemos quiere seducir, en los territorios en que no tiene músculo suficiente, a formaciones históricas que cree que pueden sumar votos. Pero en el discurso de muchas de ellas, sobre un eje programático de izquierdas, lo que prima es el nacionalismo, y su objetivo es constituir alianzas que se registren como entes independientes, por lo que los votos acabarían por no sumar ni a unos ni a otros.

En Galicia, los contactos estaban ya muy avanzados. Pero siempre enquistados en el mismo punto: el grupo propio en el Congreso y el nombre de la papeleta. El pasado viernes hubo avances. Siete partidos —Anova, Podemos, Esquerda Unida, Cerna, Compromiso por Galicia, Equo y Espazo Ecosocialista— acordaron dar más pasos para lograr ese espacio de confluencia, tanto para las generales como para las autonómicas de 2016. Se tratará de un «nuevo sujeto político», inspirado en «las mareas» y con voluntad de «permanecer» unido hasta la cita con las urnas en Galicia, según informaron en un comunicado.

La cuestión jurídica, uno de los asuntos que más preocupaban, también ha quedado reflejada en el texto: «una coalición electoral técnica». El objetivo es lograr los escaños o votos que permitan constituir posteriormente un grupo propio en el Congreso de los Diputados. Ese grupo independiente ha de ser prioritario, y con independencia de a qué partido político pertenezca cada uno de los diputados que finalmente entren en la coalición.

Todas las fuerzas han planteado un «calendario de trabajo con plazos concretos» e incluyen también un calendario de «primarias abiertas a la ciudadanía» del que aún está por definir el censo para poder participar, con mecanismos correctores de género. Podemos, que ya tiene confeccionada una lista provisional para Galicia tras sus propias primarias, tendría, por tanto, que someterse a estas nuevas primarias, en las que «no hay puestos de salida predefinidos ni valen los que pudieran tener otros partidos por su cuenta», según señalan fuentes de la Marea Gallega a ABC.

El otro punto que puede producir dolores de cabeza a Podemos es el nombre de esa coalición de partidos. La consulta que la formación morada realizó en verano a sus bases obliga a que sus siglas aparezcan en primer lugar en la papeleta, seguidas de un guión y la fuerza o fuerzas con las que se haya alcanzado un acuerdo territorial. Desde Marea Gallega indican que el nombre todavía no se ha fijado, pero a priori no son partidarios de que una de las fuerzas políticas de la coalición haga primar sus siglas sobre las del resto. Ello obligaría a Podemos a realizar una nueva consulta a las bases para legitimar que sus siglas se diluyan en Galicia.

Colau impone sus condiciones

El partido de Ada Colau, que no quiso dar su apoyo a ninguna candidatura para el 27-S ni pensaba hacerlo de cara al 20-D —el argumento repetido era el carácter municipalista de Barcelona en Comú y centrar todos los esfuerzos en el Ayuntamiento de la ciudad condal— ha aprobado impulsar una «candidatura catalana» para las elecciones generales. Eso sí, con sus propias condiciones.

La primera de ellas, que se trate de un «proyecto político soberano» que constituya un grupo propio en el Congreso de los Diputados, para lo que necesitará de al menos cinco diputados y un 15% de los votos de las circunscripciones catalanas. Además, la campaña electoral y la orientación política de la fuerza estará dirigida con «criterios propios de soberanía catalana». Nada de someterse a los designios de Podemos. Tras la experiencia del 27-S, en el que la campaña de Catalunya Sí que es Pot estuvo copada por la cúpula nacional de la formación morada, Barcelona en Comú ya advierte de que para el 20-D sería diferente.

Habla también el partido de Colau de dos puntos en el programa que serían indispensables: «el derecho a decidir» plasmado en un «referéndum vinculante» —que no sería un problema para Podemos, que ya contempla llevarlo en su programa— y un plan de rescate y de defensa del «municipalismo cuidadano», o lo que es lo mismo, el modo de hacer que «ya están demostrando» alcaldías como la de Barcelona.

Barcelona en Comú convoca, no obstante, a un acto el 25 de octubre, abierto a toda la ciudadanía, en el que se concretará su alianza para las generales.

Huesca se salva de la ruptura

En Aragón, donde los contactos con el nodo de Ahora en Común en la región parecía que darían sus frutos desde el principio, hace apenas dos semanas se rompieron las conversaciones. Pero la provincia de Huesca se ha salvado de la «quema».

Ahora Aragón en Común (AAeC) decidió con los votos de su asamblea no integrar sus listas en las de Podemos. La formación morada había ofrecido a los candidatos que resultasen elegidos en las primarias de AAeC el segundo puesto por Huesca y Teruel, y el tercero en Zaragoza. El pasado sábado, Podemos decidió modificar la propuesta con la intención de «dar un paso adelante para reactivar el proceso». El secretario general, Pablo Echenique, concedió a AAeC el primer puesto de su lista por Huesca en lugar del segundo, condición que la plataforma de unidad popular ha decidido aceptar. Desde el partido aseguran que el cambio de criterio «se comunicó con los enlaces de círculos de la provincia de Huesca y los secretarios generales antes de enviar la propuesta, siendo apoyado por la gran mayoría».

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