Teresa Rodríguez
Teresa Rodríguez - EFE
podemos

Los críticos se rebelan contra las primarias de Iglesias que «matan» la democracia

El reglamento no se aprobó por unanimidad entre los miembros del Consejo Ciudadano Estatal y el número de círculos que piden que se rectifique aumenta a cada hora

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Matan la democracia interna en Podemos, a la que ya dejaron en coma en Vistalegre». Esa es una de las conclusiones del sector crítico del partido sobre el método de primarias impuesto por el equipo de Pablo Iglesias y que este martes prendía la llama de una rebelión en el partido que, a medida que pasan las horas, va sumando más adeptos.

La dirección de Podemos ha encontrado la forma de hacer frente al debate sobre cómo construir la «unidad popular» que le reclamaban sus simpatizantes tras los éxitos de las candidaturas municipalistas. Pablo Iglesias se ha asegurado el control en la confección de las primarias del partido, de forma que la lista con la que pretenden representar esa «unidad» será diseñada desde los despachos de Podemos.

La decisión cayó como un jarro de agua fría entre gran parte de las bases y los sectores más críticos, y apenas dos días después de ser presentada, ya tiene enfrente a buena parte de las direcciones regionales del partido.

Al menos —porque se van añadiendo más a la lista a medida que pasan las horas— las direcciones de Madrid, Baleares y País Vasco han pedido ya formalmente que se rectifique el reglamento. «No queremos cambiar una élite por otra», se quejaba uno de sus miembros a ABC. También diversos círculos como el de Albacete o Toledo —manifiesto incluido—. El Consejo Ciudadano de la Comunidad de Madrid habló de «desatino» y «error» justo antes de pedir formalmente una modificación, con la esperanza de que aún se estuviera a tiempo para «corregir» este sistema de primarias. Alberto Jarabo, líder de Podemos en Baleares, sostuvo que la circunscripción única «empobrece enormemente el ejercicio democrático» y pidió a la dirección que lo «reconsidere».

Además, hasta tres secretarios generales del partido no comulgan con el modelo impuesto: la de Andalucía, Teresa Rodríguez, y el de Asturias, Daniel Ripa, votaron en contra el pasado sábado cuando el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos lo sometió a votación. El de Aragón, Pablo Echenique, no quiso ahondar en su disconformidad pero tampoco le dió su respaldo, y se posicionó en una cómoda abstención que le evitaba estar de nuevo a la cabeza de quienes se enfrentan al aparato del partido, como ya ocurriera con el manifiesto Abriendo Podemos, que secundó y del que más tarde se quiso desligar. De hecho, el equipo de Echenique rehusó hacer una valoración a este periódico sobre su abstención, con el pretexto de que era día de investidura en Aragón y la agenda estaba completa. Teresa Rodríguez sí confirmó públicamente su voto en contra de este mecanismo, defendiendo «un marco de decisión más cercano al territorio», una idea contraria a la circunscripción única que recoge el reglamento.

Algunos muestran su sorpresa por la elección de este modelo, pero a la par recuerdan que es ya un habitual proceder en la cúpula. De hecho, según recuerda un miembro de Podemos Madrid, ya en Vistalegre se impuso la fórmula de Iglesias que incluía las llamadas «listas plancha», que arrollan al resto de listas y asegura al equipo seleccionado en la misma su puesto en la candidatura. Echenique y Rodríguez, miembros del sector que perdió en aquella Asamblea Constituyente frente a los de Iglesias, declinaron presentarse a las primarias para formar el Consejo Ciudadano por este motivo, aunque finalmente pasaron a formar parte del mismo una vez convertidos en «barones» autonómicos.

Los círculos, los más críticos

No hubo unanimidad pero el brazo de Pablo Iglesias se impuso. Podemos dice enorgullecerse de que todos sus debates y disenson son «en abierto» y completamente «transparentes», y pide no sacar de madre lo que no es más que un simple intercambio de opiniones enfrentadas. Pero el telón de fondo de la mayor parte de los asuntos que se le enquistan al partido se resumen en un importante disenso: el que se da entre la máquina electoral diseñada para ganar elecciones que quiere crear la cúpula del partido y la democracia interna y participación que piden círculos y militantes, «los de abajo» en la jerarquía de Podemos.

«Los más conocidos siempre juegan con ventaja. Es un error, la circunscripción única aleja a los candidatos de la gente», se quejaba a Ep el eurodiputado Miguel Urbán. «Desaniman, cierran el partido, crean clientelismo interior y tienen buena culpa de la sangría que sufrimos», opinaba, por su parte, Jorge Dodero, de «Abriendo Podemos».

Mario Espinoza, diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid y también firmante del manifiesto de «Abriendo Podemos», añadía en Twitter: «Las primarias de Podemos no están a la altura de su tarea: desbordar en las generales».

Pero fue en los foros del partido, como Plaza Podemos, donde el tono se elevó hasta la crispación: «Podemos es su juguete, no es nuestra (de los afiliados) herramienta de cambio», publicaba un usuario. «A la cúpula nunca le ha interesado la participación. Esto se ha convertido en un fraude tras otro», añadía otro. Incluso se hicieron llamamientos a no participar del proceso: «Recomiendo que simplemente nadie se presente a las primarias porque, dejaros de historias, hagáis lo que hagáis... saldrán “ellos”».

Ver los comentarios