François Hollande, Manuel Valls, Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac
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Perfil del dirigente político

La ENA francesa: cantera de presidentes y poetas

La Escuela Nacional de Administración formó a la élite política y cultural del siglo XX

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Una sola cifra resume la importancia capital de la Escuela Nacional de Administración (ENA) en Francia: en setenta años de historia, ha formado a tres de los siete presidentes de la V República. Valéry Giscard d’Estaing, Jacques Chirac y François Hollande han estudiado allí.

Antoine Durrlemann, exdirector de la ENA, destaca la importancia de la Escuela en la historia de la formación de las élites políticas francesas: «La ENA fue creada por el general de Gaulle en octubre de 1945, con dos objetivos. Primero, democratizar la administración francesa. Hasta entonces, ésta se nutría a través de concursos muy elitistas, muy marcados socialmente. La ENA se creó para realizar una selección más democrática de los futuros funcionarios, para dar nuevas oportunidades a estudiantes que no pertenecían a medios favorecidos.

El segundo gran objetivo de la Escuela fue la profesionalización. Había necesidad de crear una alta función pública capaz de dirigir la modernización del país. Formar una función pública capaz de actuar, trabajar en la gestión del proceso modernizador de Francia. Esas dos primeras metas se basaban en un sistema de selección muy riguroso, seguido de un modelo educativo original, muy práctico. Un sesenta por ciento de nuestros profesores son actores de la gestión y la vida pública, prefectos, inspectores de finanzas, diplomáticos. Un veinte por ciento son universitarios. Y otro veinte por ciento viene del sector privado: grandes directores, responsables de empresas de consultores. Nuestra enseñanza es eminentemente práctica».

Entre 1945 y 1958, el año de la fundación de la V República, la ENA formó a varias decenas de ministros y centenares de altos funcionarios: ellos fueron los grandes artífices de la modernización de Francia, impulsada por De Gaulle y Georges Pompidou.

Durante los cincuenta años transcurridos desde entonces, la ENA ha formado a tres jefes de Estado, una veintena de primeros ministros y centenares de prefectos y altos funcionarios. El «enarca» es en Francia un personaje simbólico e influyente en todas las áreas de la vida pública y privada.

Normas de excelencia

«La Escuela busca formar expertos del sector público que sean capaces, al mismo tiempo, de la excelencia en materia de gestión: que conciban y realicen proyectos, que creen sus propios equipos de gestión -explica Durrlemann-. No nos encerramos en el terreno de la eficacia técnica. Formamos expertos que sean grandes gestores, y gestores que sean grandes expertos». La excelencia de la ENA obedece a otro principio esencial: la descentralización. En París, su sede ocupa un edificio de la vieja tradición colonial, de inspiración «moruna». Sin embargo, la sede de Estrasburgo es el «navío almirante» de un desafío europeo: la Escuela esencialmente francesa también aspira a formar las nuevas élites de funcionarios europeos.

Entre la Sorbonne y la biblioteca de la sede parisina de la ENA nació el movimiento cultural de la «negritud», a través de los dos más grandes poetas negros franceses del siglo XX: Léopold Sédar Senghor y Aimé Césaire. El futuro presidente y patriarca del Estado libre de Senegal, académico francés, Senghor se formó en la biblioteca de la ENA. El poeta subversivo y anti colonialista, Césaire, escribió sus primeros versos en esa misma biblioteca. En otro plano, menos solemne, François Hollande besó por vez primera a Ségolène Royal en el patio «andaluz» del edificio «morisco» de una ENA donde ambos comenzaban una carrera que terminaría en amor, antes que la traición amorosa y la rivalidad política los desunieran.

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