Juanma Moreno ocupa su asiento en el Comité Ejecutivo Nacional del PP
Juanma Moreno ocupa su asiento en el Comité Ejecutivo Nacional del PP - jaime garcía

Los 500.000 desencantados con el PP, principal fuga de votos el 22-M

Esos votantes habrían ido a Ciudadanos, a la abstención o incluso a Podemos

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¿A dónde han ido los 506.665 votos que ha perdido el PP en las elecciones del 22-M? O dicho de otro modo: ¿de dónde han salido los casi 600.000 votos obtenidos por Podemos y los casi 370.000 de Ciudadanos?. Seguramente haya votantes para todos las posibilidades, pero es un hecho que el partido que más ha sufrido el castigo de los electores ha sido el PP. Los sociólogos consultados asegura que averiguar a dónde han ido a parar esas papeletes puede ser un ejercicio de ficción, pero no obstante hay opciones que tienen una explicación científica.

Más de la mitad de parece haberse trasladado directamente a Ciudadanos -un partido «de centro izquierda», insistieron en recordar ayer los populares, basándose en «lo que dicen ellos mismos en su página web»-.

El partido de Albert Rivera, además, pudo recibir votos desde UPyD, o al menos eso es lo que quiso ayer trasladar a la opinón pública Carlos Floriano, el vicesecretario general en Organización y Electoral del PP. Floriano hablaba del «mimetismo» entre ambas formaciones, y destacaba que si se suman los sufragios obtenidos en las europeas en la región andaluza por Ciudadanos y UPyD, se obtiene exactamente la cifra de votos conseguidos el 22-M por aquella. Obviamente, también ha habido fuga de votos hacia Podemos: sus casi 600.000 apoyos han tenido que salir necesariamente de PSOE y de IU, y es probable que, en un porcentaje aún no definido, del PP.

Hay una segunda explicación de la fuga de votos: «Es un momento delicado; en época de crisis, los partidos que gobiernan no lo tienen fácil». El PP ha sufrido en Andalucía el desgaste que arrastra como partido en el Gobierno . «Hemos tomado decisiones necesarias para salir de la crisis no en función de los votos, sino de si beneficiaban al país». Floriano puso el ejemplo de Francia, donde las últimas elecciones departamentales han presenciado el triunfo del partido conservador frente al socialista, ahora en el poder.

Un último elemento, tal vez el más amargo para los responsables de Génova: la constatación de que «el electorado del PSOE en Andalucía no castiga a ese partido por la corrupción; es un hecho objetivo».

«Ponernos las pilas»

«Tenemos que ponernos las pilas». Es la frase literal de Mariano Rajoy ante sus dirigentes en el comité ejecutivo nacional que celebró apenas 12 horas después de conocerse el pésimo resultado electoral del PP en Andalucía. Una caída de apoyos fuerte que ha causado una honda preocupación en el partido. Ha sido «un correctivo», dijo Jesús Posada, presidente del Congreso. El resultado, se sinceraban algunos destacados responsables populares, «ha sido malo; hay que corregir errores».

Una vez reposados los datos electorales del 22-M, la lectura más común entre los populares era ayer que buena parte del medio millón de votos perdidos por el PP se fue a Ciudadanos, aunque esta fuerza política también pescó apoyos en el caladero de UPyD. E incluso hay un porcentaje aún desconocido de votantes populares que se decidieron por la abstención. Tampoco es descartable que haya exvotantes del PP que se hayan ido a Podemos: se trata -explican los sociólogos consultados- de un votante ideológicamente de izquierdas que se entregó al PP desencantado con el PSOE de Zapatero y que ante un nuevo desencanto ha decidido agarrarse al mensaje populista.

Sólo así se explican caídas como las de Sevilla, donde el PP perdió la hegemonía al caer más de 13 puntos. O Granada, donde también cayeron sus sufragios en un porcentaje similar. El PP, eso sí, logró mantener su fuerza en Almería, aunque también aquí con una importantísima pérdida de apoyos, cifrada en 15 puntos porcentuales.

Ausencia de barones

Los populares se reunieron en una mañana triste para buscar explicación a una derrota anunciada. Aunque no todos: faltaban los principales barones con poder territorial, ocupados «en sus propias campañas», quiso suavizar Carlos Floriano. Otras voces veían en tanta ausencia el deseo de centrarse en conservar sus territorios, a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas que desde ayer se barruntan más que complicadas.

Rajoy insistió en que no son extrapolables al resto de España los resultados de Andalucía. Esta comunidad, gobernada por el PSOE desde hace 33 años, tiene peculiaridades culturales e históricas que la hacen diferente del resto del Estado.

Y además, en las autonómicas y municipales del 24 de mayo el PP espera poder «lucir músculo» presumiendo de gestión en todos aquellos gobiernos regionales y ayuntamientos en los que gobierna. De hecho, el presidente Rajoy está convencido de que el 24-M el PP será la primera fuerza política en España. Rajoy quiso insuflar ánimos a una dirección popular bastante «tocada» por la mala respuesta obtenida en Andalucía. Entre sus argumentos, restó fuerza a la victoria socialista -sus datos, recordó, son en realidad «los peores de la historia del PSOE en su mejor feudo»-, y destacó que el PP sigue siendo el partido más votado en cinco capitales de provincia andaluzas - Almería, Córdoba, Granada, Jaén y Málaga- y en los municipios con más de 100.000 habitantes, además de haber superado en 300.000 los votos que sumó en las europeas de 2014 en esta comunidad autónoma. No mencionó directamente a las otras formaciones, aunque sí los efectos de la fuga de votos sufrida por el PP. El resumen lo quiso hacer Floriano en una sola frase: «Ni ha perdido Rajoy ni ha ganado Pedro Sánchez».

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