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Aznar y Rajoy juntos en FAES - óscar del pozo

Aznar para conjurar a Bárcenas

Es la tormenta perfecta, apuntan en el PP. Horas antes de que arranque la Convención más delicada del PP, sale su extesorero de la cárcel. Rajoy ha dejado en manos de Aznar el mensaje de unidad y optimismo

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Que Luis Bárcenas haya salido de la cárcel un día antes de que arranque la Convención del PP más delicada de su historia parece una burla del destino. Así lo califica un dirigente de esta formación horas antes de que comience un cónclave que va a suponer la vuelta de Aznar al PP. No se ha ido: sigue siendo su presidente de honor. Pero personalmente guarda muchas distancias con Mariano Rajoy. «Insalvables», apunta un «gurú» de la vieja Génova. Tanto, que en la campaña de las pasadas elecciones europeas, salvo en un acto de Arias Cañete, no compareció. Problemas de agenda, adujeron en el entorno de ambos.

Sin embargo, no hay confidencia con un alto cargo del PP que no incida en que las diferencias entre ambos son de fondo, porque al presidente de FAES no le gusta la manera de hacer política de su sustituto.

Fundamentalmente difiere, apuntan las citadas fuentes, de la respuesta al reto independentista en Cataluña y de la falta de pulso del Ejecutivo. Pero cuando la dirección del PP se reunía el 10 de enero en el Parador de Toledo para definir la estrategia electoral, un problema y una solución afloraron en las reuniones. El problema, la pérdida de confianza del electorado tradicional a causa de la crisis, la corrupción y algunas políticas socialdemócratas. La solución, la concurrencia en una de las campañas más complejas de la historia del PP del más reputado representante de ese sector: José María Aznar.

Por eso el expresidente protagonizará hoy la jornada inaugural de la Convención del PP en la que cerrará filas con el líder en un momento crítico. Los dos presidentes hablaron por teléfono y Aznar se puso al servicio de sus compañeros y sobre todo de aquel al que designó sucesor en 2003. Aunque en el partido algunos críticos sostienen que «Aznar se ha arrepentido muchas veces de haber nombrado a Rajoy», lo cierto es que son los mismos que apuntan a que «al expresidente le gusta que el jefe del Gobierno cuente con él. Aznar quiere al partido y está muy preocupado por las dificultades que atraviesa».

No es el único. La última de esas dificultades con las que no contaba Moncloa, y que está directamente relacionada con la desconfianza ciudadana por la corrupción, es la irrupción en escena en la víspera de la Convención de uno de los demonios del PP: Luis Bárcenas. La salida de la cárcel del extesorero, al que el Ministerio Público pide 42 años de cárcel y la Abogacía del Estado 62 años por su vinculación con la trama Gürtel, ha terminado de descabalar todos los planes de María Dolores de Cospedal, empeñada, junto a Rajoy, en colocar la lupa del cónclave en la recuperación económica y el valor de la estabilidad.

Ayer, uno de los organizadores de la convención se mostraba pesimista y hacía hincapié en que «este es un fantasma que va a pasearse por toda la campaña». Por la campaña y por las televisiones, pues en Génova no se descarta, según mantienen sus dirigentes, que el que fuera su gerente y tesorero «termine de plató en plató comprometiendo más la imagen del partido». Aunque el discurso oficial que se repite -desde Rajoy al último portavoz- es que el partido quiere que acabe ya la instrucción de este caso que se ha extendido durante seis años, nada parece conjurar los desperfectos que ha ocasionado en Génova que el gestor de sus fondos y otros 60 cargos y excargos hayan sido imputados por el juez.

Para desesperación de los populares, la investigación de los casos de malversación que les afectan parecen empeñados en trabar cada atisbo de recuperación de la confianza de su electorado. Descartado ya que lo haga en la cita que arranca hoy, Rajoy tiene que tomar en las próximas semanas una decisión peliaguda: optar por Esperanza Aguirre como candidata al Ayuntamiento de Madrid, poniendo así en valor -por encima de los graves desencuentros que han mantenido- que se trata de otro de los referentes del PP que pueden reconstruir los puentes con el electorado más tradicional. Y de paso, sostienen algunos compañeros, «porque si Aguirre pierde la capital de España, el presidente siempre podrá endosarle la responsabilidad a una de sus enemigas, cerrando así su ciclo de vida política».

El ticket madrileño, en el aire

Sea como fuere y aunque muchos miembros del Gobierno y de la cúpula de Génova dan por segura la elección de la expresidenta madrileña, el curso de las investigaciones de los casos que afectan al PP de Madrid no da tregua a las puertas de la Convención. Ayer mismo, el juez Velasco hizo un requerimiento a la Comunidad de Madrid en busca de documentos relacionados con la trama Púnica que, junto a la Gürtel, obligaron a la propia Aguirre a pedir perdón a los madrileños por sus lazos con el partido que preside. Por ello, algunas fuentes dudan de que Rajoy opte por conformar el ticket madrileño con los dos primeros responsables de esta formación en la capital. Es decir, pocos dudan de que o bien Aguirre o bien el actual presidente de la Comunidad, Ignacio González, se caerán de la candidatura. Y a estas alturas nadie se atreve a asegurar cuál de los dos líderes -muy vinculados políticamente- será el damnificado. Descartada Soraya Sáenz de Santamaría por el propio Rajoy, siguen en la pugna Cristina Cifuentes, y la que dicen es la opción preferida del presidente, la consejera Lucía Figar, si bien se trataría de una candidata invalidada por su escasa notoriedad pública.

Pero más allá de los aspirantes, a pocas horas de que comience la cita popular, en el partido sigue pesando el avance de formaciones como Podemos, cuyo crecimiento preocupa por la inestabilidad que lleva aparejado (no tanto porque vaya a robarle al centro-derecha una masa de votos determinante); o como Ciudadanos. La formación de Albert Rivera sí ha pasado a ser, según confiesan miembros de la cúpula popular, un quebradero de cabeza. La encuesta que publicaba ABC el pasado domingo situaba la pérdida de votos del PP en 15 puntos y colocaba al grupo de Rivera en cuarta posición (por detras delPP, Podemos y PSOE), pero en claro ascenso. Por eso, el partido ofrecerá desde hoy hasta el domingo la mejor de sus sonrisas. Empezando por la de Aznar.

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