El aborto fue la excusa

Alberto Ruiz-Gallardón está convencido de que se ha ido del Gobierno porque no ha salido adelante su Ley del Aborto, pero sus compañeros de Gabinete creen que han pesado otras razones para que Mariano Rajoy le enseñara la puerta. «El presidente había dejado de fiarse de él hace tiempo —dice un ministro— y nosotros sus compañeros, también».

Hace meses, Gallardón se dirigió medio en broma al grupo que se autodenomina G-5, los cinco miembros del Gabinete amigos personales de Rajoy que se reúnen a cenar con frecuencia, para pedirles el ingreso. Lo trataron y contestaron así: «No te vamos a admitir porque no nos fiamos de ti».

Pese a las declaraciones corteses de despedida ante las cámaras, muchos de los ministros se sienten aliviados por la marcha del ministro de Justicia que nunca abandonó su fama de verso suelto.

Gallardón no hizo ningún amigo. «Nuestros primeros meses en el Gobierno fueron muy duros, con la incertidumbre del rescate y las medidas de austeridad; todos hicimos piña, incluso a nivel personal, menos él», recuerda uno de ellos.

Otra queja muy escuchada en las últimas horas es la de la manera que tuvo el ministro de afrontar el rechazo final del Gobierno a su Ley del Aborto, comentando por aquí y por allá que el propio Rajoy le dio el visto bueno inicial. «A todos nos han echado abajo algún proyecto importante y nos hemos comido el marrón en silencio. Cuando estás en un Gobierno tienes la obligación de ser leal a quien te ha puesto ahí y evitar problemas al presidente». Tampoco en el PP se omiten las críticas. Por Génova se recuerda el día en que la secretaria general se enteró por los periódicos de que había sido citada a declarar por el «caso Gurtel». A petición de la Fiscalía, comprobó después María Dolores de Cospedal.

Así, a pocos ha extrañado la rápida manera en que Rajoy se deshizo de su ministro, provocando la dimisión con el anuncio de la retirada de la Ley del Aborto en una feria de Telecomunicaciones. Alguien en su entorno le advirtió de que Gallardón tenía fijado un calendario para dimitir tan pronto se marchara de visita oficial a China, a lo Artur Mas, lo que habría abierto una brecha en el Gobierno difícil de cerrar a distancia.