Elecciones generales

Iglesias exige entrar en el Gobierno y el PSOE le acusa de electoralista

Podemos extrema su presión: «Para un Gobierno de izquierdas hay que votar a UP»

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, participa en un encuentro con la militancia en Pamplona EP

Gregoria Caro

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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias , intentará por todos los medios no repetir el error anterior de haber apoyado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , sin haber conseguido formar parte del Ejecutivo. Desde que regresó el líder el pasado día 23 el partido tiene el argumentario marcado: Podemos tendrá que formar parte del gobierno si el PSOE les necesita en el escenario postelectoral. Los socialistas, sin embargo, desestiman por ahora la exigencia.

«Estamos más cerca que nunca de formar parte del nuevo Gobierno», aseveró ayer Iglesias durante una entrevista en Telecinco. «En 2016 yo sabía que aunque ganara las elecciones no me iban a dejar gobernar pero ahora sí», sostuvo. Lejos quedó la condición de socios porque en Podemos quieren evitar cómo sea una posición subalterna al PSOE que les sigue haciendo perder votos por la izquierda. Por ello, esperan a que, frente al bloque del Partido Popular, Ciudadanos y Vox, Sánchez pase por el aro si quiere seguir teniendo la batuta de mando de La Moncloa. En otras palabras, quieren ser necesarios. «Si el bloque progresista tiene mayoría hablaremos de un gobierno de coalición », advirtió Iglesias, que insiste en que en España se acabaron las mayorías absolutas.

El mensaje desde Ferraz es muy distinto. Mientras Iglesias habla de pactos postelectorales los socialistas no quieren saber nada de lo que ocurrirá tras el 28-A. Al menos de puertas para afuera. Fuentes socialistas aseguran que todos los esfuerzos están centrados ahora en movilizar a los votantes. Sánchez necesita una mayoría sólida si quiere evitar gobernar con esos a los que se les llaman sus amigos políticos, es decir, los nacionalistas catalanes. Además, las mismas fuentes insisten en que no ha habido ninguna conversación con Podemos y enmarcan sus exigencias en una simple campaña electoral.

Como recogieron estas páginas la semana pasada, pese a que Sánchez prioriza una investidura con los votos de Podemos y el PNV, en La Moncloa no quieren descartar a Ciudadanos. Reconocen no obstante la dificultad de esa alianza por los vetos de Albert Rivera y porque, al menos en los sondeos que manejan, las cuentas no salen. Una reedición del pacto del abrazo entre PSOE y Cs es una tesitura que de hecho el líder de Podemos tiene presente y que pretende evitar apelando al voto útil. «Hay muchas posibilidades de que estemos en el gobierno pero si el PSOE puede elegir elegirá a Cs», expresó ayer Iglesias. «Si la gente quiere un gobierno de izquierdas ya sabe que tiene que votar a Unidas Podemos», añadió.

Las cloacas del Estado

Por otro lado, en Podemos están utilizando el espionaje del excomisario José Manuel Villarejo como carta electoral y como arma contra el PSOE. Y ayer la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, explotó contra el partido de Iglesias. Calvo denunció ayer en el Congreso de los Diputados que «la guerra sucia» de la que les acusan desde Podemos «no existe» con Sánchez. Luego la portavoz en el Congreso, Irene Montero, replicó: «Hay pruebas más que suficientes que indican que todavía no se ha desarticulado la Policía política». Pero la acusación quedó epidérmica porque el caso está bajo secreto de sumario. Aunque recordó que el PSOE ha torpedeado la comparecencia del excomisario en la Cámara.

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