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Así es la televisión autonómica de Cataluña y así sería en la Cataluña independiente

En el caso de que se creara el estado catalán, tendría serios problemas para mantener la gigantesca estructura actual del audiovisual

Situación de la tv catalana
Situación de la tv catalana - abc

«TV3 no se toca», aseguró un alto cargo de la Generalitat en pleno proceso de recortes presupuestarios. Convertida en un aparato de propaganda secesionista -así lo ha advertido recientemente la Junta Electoral Central con motivo de la emisión de la Diada y del discurso institucional de Artur Mas en plena campaña-, la televisión pública catalana apenas se ha visto alterada por los ajustes impuestos por la crisis económica. Actualmente, el presupuesto de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), ente que engloba a la televisión autonómica y Catalunya Ràdio, tiene un presupuesto de 240,1 millones de euros, la cifra más alta de toda España. La plantilla de empleados de los medios catalanes también supera a cualquier corporación española, un total de 2.424.

La televisión catalana tiene siete canales: TV3, con información generalista, nacida en 1983; Canal 33, con marcado perfil divulgativo y cultural; Canal 3/24, que ofrece información contínua las 24 horas del día; Esport3, con retransmisiones deportivas en directo y en diferido; Super3, canal infantil y juvenil; TV3HD, que emite en alta definición, y TV3CAT, canal que se ve fuera de Cataluña.

A pesar de este despliegue de medios, cadenas privadas españolas como Antena 3 superan en audiencia a TV3 en Cataluña, mientras que en la franja horaria matinal «El programa de Ana Rosa» de Telecinco es más visto que «Els matins» de la televisión catalana, cuya tertulia -muy decantada hacia las posiciones soberanistas- es eclipsada por otros debates emitidos por emisoras privadas españolas. Por contra, el informativo del mediodía de la televisión catalana suele alcanzar un «share» del 30 %.

Más soberanismo, menos publicidad, más gasto público

Si TV3 ya ejerce de televisión al servicio de la secesión, en una Cataluña separada de España el discurso único sería sofocante. Sin embargo, el Gobierno de un hipotético Estado catalán tendría serios problemas para mantener la gigantesca estructura actual, dado el escenario de inestabilidad económica que se avecina. La televisión catalana siempre ha sido deficitaria y la Generalitat se ha visto obligada a enjugar su deuda con ayudas públicas.

Por ello, nunca se ha planteado retirar la publicidad privada de sus medios públicos, tal como hizo en su momento TVE. Ante la fuga de grandes compañías y de entidades bancarias que, según los expertos, provocaría la ruptura con España, los ingresos publicitarios caerían en picado y la Generalitat debería aumentar sus partidas presupuestarias -es decir, que sería el ciudadano quien pagaría ese déficit- o recurrir a la iniciativa privada para asegurarse un apoyo mediático a su proyecto.

De hecho, buena parte de ese activismo nacionalista ya está actualmente en manos privadas. Un ejemplo es el Grupo Godó, editor de «La Vanguardia», que goza de grandes subvenciones públicas.

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