Pte. Cooperativa Arrozúa

Salvador Cuña: «Con un dispositivo móvil gestionamos de manera integral los silos de arroz»

Desde el año 2008, fecha de construcción del molino de arroz, la cooperativa Arrozúa ha invertido unos 14 millones de euros en modernización

Salvador Cuña, presidente de la cooperativa Arrozúa ABC

Inma Lopera

La cooperativa Arrozúa puede presumir no sólo de cultivar arroz en cantidad (aportan el 40% del total del grano que se produce en Sevilla) sino de la calidad de su producto final, fruto de un ambicioso proyecto de mejora continua apoyado en la innovación y las nuevas tecnologías. «Estamos inmersos en la automatización integral de todas nuestras instalaciones», declara el presidente de la sociedad, Salvador Cuña , quien destaca que «desde el año 2008, fecha de construcción del molino de arroz, hemos invertido unos 14 millones de euros aproximadamente en la mejora y modernización de procesos e infraestructuras». Esta apuesta constante por la excelencia empresarial sitúan a Arrozúa, dedicada al secado, almacenamiento, elaboración, envasado, distribución y comercialización de arroz cáscara y blanco, a la vanguardia tecnológica del sector arrocero nacional.

-El molino de arroz de Arrozúa ha cumplido ya una década, plazo en el que la cooperativa ha cambiado bastante...

-Pues sí. Arrozúa cuenta en su haber con más de cuarenta años de trabajo y con el bagaje de tres cooperativas -Isla Mayor, Arroceros Unidos y Veta la Mora- que decidieron unir sus esfuerzos en una sola entidad. En la actualidad, la cooperativa aúna a 800 agricultores, que cultivan una superficie de 12.830 hectáreas de arroz. Pero no nos conformamos sólo con ofertar la materia prima y en 2008 nos embarcamos en procesar el arroz, asumiendo incluso el envasado para ganar en valor añadido. Empezamos con la idea de envasar el 10% de la producción, pero la realidad es que ahora hacemos el 90% y para el año que viene queremos procesar el cien por cien de nuestra cosecha, que alcanza las 120.000 toneladas. No obstante, el objetivo no es sólo aumentar la cantidad de arroz envasado, sino también mejorar los procesos. Un macro proyecto que comenzamos cuando se construyó el molino de arroz y en el que seguimos.

-Dentro de este proyecto de mejora ¿qué fase se está ejecutando actualmente?

-Arrozúa tiene unas instalaciones de 100.000 metros cuadrados, que incluyen dos plantas de descascarado, siete secaderos mecánicos y un molino para arroz blanco. El actual proyecto se centra en el molino y en los silos de arroz. En cuanto al primero, vamos a mejorar la calidad en el proceso de molinería mediante adquisición de máquinas de última tecnología. Además, vamos a optimizar la planta de envasado mediante automatización de formatos de dos y cinco kilos, y a mejorar la calidad en el envasado, para el cumplimiento de nuevos protocolos exigidos por entidades certificadoras. También, vamos a implementar un sistema de control de procesos puntero y novedoso que permitirá controlar de forma exhaustiva la producción desde el arroz almacenado en silos hasta el arroz envasado, optimizando la trazabilidad del producto, eliminando fallos humanos y controlando temperaturas y humedades. Un sistema de control que permite garantizar la trazabilidad y a los operarios trabajar fácilmente.

-¿Qué inversión va a realizar la cooperativa en estas mejoras?

-El presupuesto para estas actuaciones es aproximadamente de un millón de euros, y esperamos que para la primavera de 2019 estén implementadas estas nuevas mejoras. No obstante, para ampliar las instalaciones actuales del molino de arroz nos falta ya terreno.

-La automatización de las plantas industriales estaba presente en los molinos harineros pero se resistía en las plantas de almacenaje de granos y Arrozúa ha sido de las primeras...

-En 2014 se construyeron los últimos silos de Arrozúa, proyecto que confiamos a la empresa andaluza Silos Córdoba, líder en el mercado europeo de plantas de almacenaje y conservación de cereal. En estos silos se implementó una herramienta de control y gestión de mantenimiento integral, permitiendo mediante un dispositivo móvil o tableta conocer el estado de los componentes que conforman la distinta maquinaria: la vida útil, las revisiones pendientes, los posibles fallos, etc., con un sistema de alertas que avisa de posibles incidencias. Una información precisa de lo que realmente está ocurriendo en esas instalaciones de almacenaje de granos, permitiendo tomar decisiones y facilitando la gestión desde la distancia. La eficiencia también ha sido notable, pues ahora descargamos un camión de 25.000 kilos de arroz cargo en sólo ocho minutos.

Marcas comerciales

-La cooperativa apostó por marcas propias. ¿Cómo están funcionando en el mercado?

-Estamos apostando por ello, aunque el 90% se comercializa a granel para la marca blanca de cadenas como Dia, Aliada, Spar o Covirán. De nuestra cosecha de 120.000 toneladas, 50.000 se elaboran para el mercado nacional, 20.000 toneladas se exportan y el resto se vende a otras industrias. Respecto a nuestros mercados exteriores, ya vendemos en Europa, Reino Unido y Asia. Contamos con arroces largos de las variedades Puntal y Sirio; arroces redondos como el Marisma y arroces de grano medio como el JSendra. Nuestras marcas Doña Ana y El Ruedo se pueden encontrar en la propia cooperativa, en El Corte Inglés o en establecimientos de distribuciones Barea. Además, se puede consumir en locales de restauración de Isla Mayor.

-Con el grupo Herba liderando marcas comerciales como Brillante, La Cigala y La Fallera, ¿cómo se tomó que la cooperativa, más enfocada a la marca blanca, apostase también por marcas propias como Doña Ana y El Ruedo?

-Las relaciones con el grupo Herba (la división arrocera del gigante alimentario Ebro Foods, líder mundial en el mercado del arroz) son fabulosas. Nos ayudamos mutuamente en todo lo que podemos. De hecho, el primer año de constitución de la cooperativa quisimos acceder al programa de ayuda alimentaria pero se nos exigía tener una marca con un mínimo de seis meses en el mercado, y Doña Ana no cumplía este requisito. Hablamos entonces con Félix Hernández y no dudó en regalarnos la marca El Ruedo, ahora propiedad de Arrozúa.

-Herba ha apostado por nuevos cultivos como la quinoa. ¿Se plantea la cooperativa diversificar sus productos y ampliar el catálogo con otros granos?

No. Estamos enfocados únicamente al arroz de la marisma, un cultivo sostenible al producirse bajo las estrictas condiciones que exige la producción integrada europea. Aún tenemos mucho que andar y que decir en un sector que se enfrenta a importantes retos futuros, como el control de la pudenta, que el año pasado causó estragos en la producción; la quema de restos de cultivo; abolir las diferencias en la ayuda agroambiental del arroz producido en Andalucía y en la Comunidad Valenciana y emprender de una vez el proyecto de modernización de riego en el arroz, aparte de la amenaza que supone la entrada indiscriminada y descontrolada a la Unión Europea de arroz procedente de países terceros.

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