Agricultura

La pipa blanca se hace fuerte en el Bajo Guadalquivir

El grupo sevillano Algosur gestiona desde la semilla del girasol hasta la venta de la pipa como snack

Girasol de pipa blanca ABC

Inma Lopera

En plena crisis del cultivo tradicional de girasol destinado a la producción oleícola y cultivado en secano, muy afectado por los bajos rendimientos y unos precios en origen que apenas cubren los costes productivos del agricultor, el grupo sevillano Algosur ha apostado por la reintroducción en la provincia del cultivo de girasol de pipa blanca y en regadío, siendo la única empresa que gestiona desde la semilla hasta la venta.

La pipa blanca es un producto antiguamente cultivado en municipios como El Coronil , donde tuvo su importancia en la década de los 80 y 90, pero a raíz de la primera gran reforma de la Política Agraria Común (PAC) de 1992 se fue abandonando, ya que no contemplaba como cultivo subvencionable la pipa para consumo humano pero sí la que se dedica a la elaboración de aceite de girasol. Por tanto, fue desapareciendo de las rotaciones habituales en el campo, convirtiéndose en algo muy residual, casi inexistente.

Algosur, a través de su empresa Semillas Sostenibles Ibéricas (Semisur) se embarcó hace años en la tarea de reintroducir en las marismas de Lebrija el cultivo del girasol de pipa blanca, un proyecto que hoy día está consolidado con unos excelentes rendimientos agronómicos (de hasta 4.500 kilos por hectárea), por lo que actualmente este grupo empresarial asegura que «vemos aún oportunidades de crecimiento en este nuevo cultivo, ya que la pipa blanca es un producto cuyo perfil cuadra con nuestro proyecto de productos saludables con un alto valor añadido».

Con unas 500 hectáreas aproximadamente, Lebrija es el mayor núcleo productivo de pipa blanca de España, cuyo destino es la segunda transformación, concretamente, el tostadero.

El cultivo

El girasol de pipa blanca es una derivación del girasol de aceite . Su contenido graso es mucho menor y como consecuencia tiene mejor sabor y un tamaño del grano mucho mayor. Su manejo presenta diferencias notables respecto al girasol convencional. La primera es el hecho de que en las explotaciones lebrijanas el cultivo sea de regadío, lo que asegura una mayor producción (entre 3.500 y 4.500 kilos por hectárea frente a los 1.200 kilos de media de la pipa negra en las últimas campañas) y no depender de los vaivenes climatológicos, «haciendo que su futuro sea menos incierto».

El ciclo normal de las variedades de pipa blanca (de las que existe una importante investigación varietal) oscila entre 145 a 160 días de emergencia a cosecha, por lo que comparado con la pipa de aceite equivale a un ciclo medio. El momento de la siembra es un factor clave para el éxito del cultivo, y la temperatura media debe estar con mínimos de 9 a 10 grados. La densidad de plantación aconsejada es inferior a la del girasol de aceite, con unas 40.000-45.000 plantas por hectárea homogéneamente distribuidas. Además, el cultivo precisa hacer ajustes tanto en la sembradora como en la cosechado ra debido al gran tamaño de la pipa blanca.

El riego es un factor imprescindible, aunque su potente aparato radicular permite aguantar situaciones con bajas dotaciones hídricas, aunque hay que mantener una humedad aceptable para evitar estrés.

Así se obtiene una pipa gold , de 22 milímetros de longitud y 10 de ancho, por lo que Lebrija entra en competición directa con países como Israel, Argentina y Estados Unidos.

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