Análisis

El antiguo cine Florida de Sevilla cambia de manos

Un empresario local ha comprado este histórico cine, que pertenecía a los herederos de la empresa Jiménez Trujillo, y está estudiando un proyecto que respete el inmueble

Imagen aérea del Florida Google Maps

Luis Montoto

La abombada cubierta de uralita, desprovista de todo valor estético, es su último rastro en el mapa de una ciudad olvidada. Solo el indiscreto satélite de Google Maps permite contemplar la estampa de esa insólita mole oscura, como una ballena atrapada en las redes de un tiempo raro.

Tras la fachada racionalista del número 29 y 31 de Menéndez y Pelayo aún se esconde el espacio donde soñó el Florida , un pobre cine de reestreno en la «Belle Epoque» –si es que en Sevilla hubo tal cosa– hasta que lo adquirió en la posguerra la mítica empresa Jiménez Trujillo (propietaria del Pathé y el Bécquer), que lo derribó y reconstruyó como una imponente sala de 900 butacas. «Su característica es la suntuosidad», decía un ABC del otoño de 1945, que definía «los lustrosos y opulentos mármoles, la vivas llamas luminosas y las modernas carteleras de cristal y níquel».

Desde los muchachos del desarrollismo a la generación del «baby boom», todavía hay sevillanos que recuerdan algún sonado estreno en el Florida. Pero como en todas las grandes salas de España, el fin de su larga historia tiene una explicación corta: en los noventa llegaron los nuevos centros comerciales. El Florida intentó sobrevivir reconvertido en multicines y alquilado después a una empresa que lo transformó en el espacio infantil Fort Luka´s , pero fue en vano.

El arquitecto Rodrigo de Medina Benjumea , el mismo que diseñó la Estación del Prado, ideó el Florida con un primer cuerpo de viviendas tras el cual estaba la gran sala de cine. Este activo –el edificio residencial y la gran sala– ha pertenecido, hasta el pasado noviembre, a los herederos de Jiménez Trujillo , a través de la sociedad Florynard. El comprador ha sido el empresario inmobiliario Manuel Periáñez , que está estudiando el futuro potencial de este inmueble (la fachada y la estructura del edificio residencial deben preservarse y no puede construirse sobre el viejo cine nada más alto que la actual cubierta de uralita).

Ya sea con viviendas o con un hotel, la revitalización de este edificio, sumado a la nueva promoción en la esquina de enfrente (el inmueble que ocupa toda la manzana entre la calle Florida y Menéndez Pelayo), será una regeneración necesaria para este tramo de la avenida.

Entre tanto , querido lector, no se espante si esperando el autobús le sorprende a su derecha una imponente mujer como Rossana Podestá en «Sodoma y Gomorra» o Bo Derek en «Bolero», mientras las revueltas pandillas de «West Side Story» se persiguen por las callejuelas. Los fantasmas de los estrenos del Florida, como los del Roxy, quizá no descansen en paz.

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