Aníbal Ollero: «Hemos creado robots con brazos que vuelan e interactúan con el entorno»

EL catedrático de la Hispalense detalla cómo evoluciona el mundo de los drones en el campo andaluz

El catedrático Aníbal Ollero ROCÍO RUZ

INMA LOPERA

El catedrático de Robótica de la Universidad de Sevilla, Aníbal Ollero Baturone, ha coronado la cumbre de la robótica aérea mundial, sector que tiene en la agricultura «uno de los mayores campos de aplicación», asegura. El también presidente de la Sociedad Española de Investigación y Desarrollo en Robótica (Seidrob), comenzó a trabajar en robots terrestres para el campo en los años 90, aunque en las dos últimas décadas se ha especializado en robótica aérea, desarrollando nuevos prototipos de lo que se conoce popularmente como drones.

¿El campo es un vector de crecimiento y de proyección para la robótica actualmente?

La agricultura es uno de los nichos que experimentará un mayor desarrollo especialmente en el campo de la robótica aérea, gracias al cada vez mayor uso de lo que conocemos popularmente como drones. Las cifras de crecimiento en este sector son abismales. De hecho, según datos de la «International Federation of Robotics», en 2014 se vendieron en el mundo mil millones de dólares en aplicaciones robóticas para su uso en el campo y más de 6.400 robots. Pero la previsión para 2019 era alcanzar unas ventas de casi seis mil millones de dólares en aplicaciones robóticas y 34.600 robots de campo. En lo que respecta a los drones, las perspectivas de crecimiento también son destacables. Así, se augura que el mercado pueda llegar hasta un total de 82.100 millones de dólares entre el año 2015 y el 2025.

¿La implementación de estas tecnologías está llegando por igual a todas las explotaciones, también las de menor tamaño?

Esta tecnología no está requiriendo en su evolución de grandes inversiones por lo que es posible que se implemente también en las empresas medianas y pequeñas, que son la mayoría en el campo andaluz. Por tanto, ya no hace falta tener una gran plantación para rentabilizar el uso de los robots aéreos. Soy optimista en que se dé una mayor penetración en el mercado en los próximos años, eso sí, debe ayudar la nueva normativa, sin disminuir las restricciones de seguridad. No obstante, creo que la solución podría venir de la mano de empresas especializadas en estos servicios para la agricultura y que los propietarios de fincas externalicen estos trabajos para mejorar su cuenta de resultados. Eso no quita que algunas explotaciones grandes tengan a su propio personal especializado en el uso de los drones.

¿La normativa no está acompañando al rápido auge de la industria de los drones?

No. Actualmente se puede volar un dron hasta una distancia máxima de 500 metros y de 120 metros de altura con un peso (incluido la carga) de 25 kilos. Pero más allá de la línea de vista, es decir, para distancias superiores a los 500 metros, el peso máximo permitido es de dos kilos, y eso limita bastante.

La demora en la transferencia del conocimiento ¿supone también un freno al desarrollo de la robótica?

Claro. Ahora están llegando al campo tecnologías que hemos investigado hace 20 años. La aplicación de los drones en la agricultura no es nueva. Llevamos trabajando en robots aéreos desde hace décadas. De hecho, los multirrotores que están ahora de moda vuelan menos tiempo que los helicópteros que teníamos hace 15 años, pero mantenerlos es más fácil, porque los multirrotores con ejes paralelos, que son los que más se usan actualmente, también en las explotaciones agrarias, incluyen menos piezas mecánicas. En cambio, los drones de ala fija pueden volar más tiempo, pero son menos maniobrables.

¿Hacia dónde va a evolucionar esta tecnología?

En la actualidad la Universidad de Sevilla está liderando el proyecto financiado por la Comisión Europea en el marco del Horizonte 2020 AeroArms, en que hemos desarrollado los primeros robots manipuladores aéreos del mundo que tienen múltiples brazos robóticos para aplicaciones en las que se involucra la interacción física con el entorno. Hasta ahora, los drones se limitan a volar y a tomar datos e imágenes bien con una cámara o con un sensor. La innovación que hemos desarrollado consiste en un dron dotado con brazos robóticos capaz de realizar una tarea de manipulación o recoger muestras físicas del terreno para un posterior análisis al tiempo que vuela. Hemos estado trabajando en esta nueva tecnología desde 2010 y esperamos que no tarde tanto en comercializarse industrialmente como el resto de drones.

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